domingo, 27 de febrero de 2011

¿LA SOBIRANIA PER CATALUNYA?

                          
Diuen ara que desitgen la sobirania per a Catalunya i jo els pregunto ... ... ... .... Són tan ignorants com semblen voler demostrar o bé només els interessa organitzar merder i perseguir una superxeria per confondre l'electorat i enfosquir la realitat??

Vegem la paraula sobirania ve del llatí tardà superamus que com a persones d'autoritat superior.

Els recordaré a tota la dinastia del club d'analfabets funcionals i / o vividors mentiders, que pensen que la sobirania serveix per a alguna cosa, els remeto al model d'estat compost més poderós, reeixit, ric i eficaç de la Història moderna. Els EUA, segons la seva constitució, es compon de 50 estats sobirans, formen entre si un Estat fort, molt centralitzat que els denega l'exercici del seu dret històric a la supremacia legislativa i jurisdiccional. Tenen les seves pròpies legislatures, però les lleis estatals se'ls s'anteposen. Tenen els seus propis tribunals, però el Tribunal Suprem Federal els desautoritza. I així en gairebé totes les matèries que els 50 estats sobirans disposen.

Em costa creure que tots pertanyen a la dinastia del club d'analfabets funcionals i vulguin de veritat aquesta sobirania, tan absurda com sense valor. Em costa de creure que desitgin apostar tant, per un absurd, de tan poc valor i calat polític.

Em decanto més perquè aquests polítics si saben perfectament el valor i significat de sobirania, però els interessa organitzar merder i perseguir aquesta pallassada que d'aconseguir-ho (ja que no té cap valor), disposar d'un argument de més creació d'odi al poder tenir un discurs més de víctima cap al ciutadà, tan fàcil d'enganyar, manipular i així acusar a l'estat Espanyol com el culpable de no poder desenvolupar aquesta sobirania.

El que realment necessita Catalunya són polítics de veritat, que estiguin en el poder per servir al poble i Catalunya.

Els transmeto aquesta frase de Robert Louis Stevenson, per a tota la casta política que al dia d’avui tenim a Catalunya :
En realitat, un no sap què pensar de la gent. Si són idiotes de debò, o si prenen a pit la basta comèdia que representen a totes les hores dels es seus dies i nits.
No oblidem tampoc les paraules de Prat de la Riva, per comprendre la línia d'actuació d'aquests polítics que malauradament tenim a Catalunya i deia així: "Hi havia de saber que érem catalans i que no érem més que catalans ... Aquesta obra no la va fer el amor ... sinó l'odi ".
Significatiu veritat ??..... només hem de recordar l'actuació victimista durant aquests anys de democràcia d'aquests polítics catalans, interessats només en mantenir el seu estatus i privilegis, mentre Catalunya retrocedeix cada dia més, en referència a una altra comunitats ... ... ... ... ... ... felicitats i gràcies Srs
polítics i altres espècies del mateix pensament, ja que en algun moment de la vida això acabés, per bé o mal i la història els col.loqués en el lloc que es mereixen ... ... ... .... al femer!! !

CASTELLANO:

                             ¿LA SOBERANIA PARA CATALUÑA?
Dicen ahora que desean la soberanía para Cataluña y yo les pregunto………….son tan  ignorantes como parecen querer demostrar o bien solo  les interesa organizar follón y perseguir una superchería para confundir al electorado y oscurecer la realidad ??
Veamos la palabra soberanía viene del latín tardío superamus que equivale a una persona de autoridad superior.
Les recordare a toda la dinastía del club de analfabetos funcionales y/o vividores mentirosos, que piensan que la soberanía sirve para algo, les remito al modelo de estado compuesto más poderoso, exitoso, rico y eficaz de la Historia moderna. Los EEUU, según su constitución, se compone de 50 estados soberanos, forman entre si un Estado fuerte, muy centralizado que les deniega el ejercicio de su derecho histórico a la supremacía legislativa y jurisdiccional. Tienen sus propias legislaturas, pero las leyes estatales se les anteponen. Tienen sus propios tribunales, pero el Tribunal Supremo Federal los desautoriza. Y así en casi todas las materias que los 50 estados soberanos disponen.
Me cuesta creer que todos pertenecen a la dinastía del club de analfabetos funcionales y quieran de verdad esa soberanía, tan absurda como carente de valor. Me cuesta creer que desee apostar tanto, por un absurdo, de tan poco valor y calado político.
Me decanto más porque estos políticos si saben perfectamente el valor y significado de soberanía, pero les interesa organizar follón y perseguir esta payasada que de conseguirlo (pues no tiene valor alguno), disponer de un argumento de mas creación de odio al poder tener un discurso más de victima hacia el ciudadano, tan fácil de engañar, manipular y así acusar al estado Español de ser el culpable de no poder desarrollar dicha soberanía.
Lo que realmente necesita Cataluña son políticos de verdad, que estén en el poder para servir al pueblo y a Cataluña.
Les transmito esta frase de Robert Louis Stevenson, para toda la casta política que al día de hoy tenemos en Cataluña.
En realidad, uno no sabe qué pensar de la gente. Si son idiotas en serio, o si se toman a pecho la burda comedia que representan en todas las horas de sus días y sus noches.                                                                                                         
No olvidemos tampoco las palabras de Prat de la Riva, para comprender la línea de actuación de estos políticos que desgraciadamente tenemos en Cataluña y decía así: “Había que saber que éramos catalanes y que no éramos más que catalanes… Esta obra no la hizo el amor… sino el odio”.
Significativo verdad??.....solo debemos recordar la actuación victimista durante estos años de democracia de estos políticos catalanes, interesados solo en mantener su estatus y privilegios, mientras Cataluña retrocede cada día más, en referencia a otra comunidades………………felicidades y gracias Sres. Políticos y demás especies del mismo pensamiento, pues en algún momento de la vida esto terminara, para bien o mal y la historia los colocara en el lugar que se merecen……………………….en el estercolero !!!

domingo, 20 de febrero de 2011

TRATADO DE CASPE, PARA NACIONALISTAS ANALFABETOS

El 25-07-1409 fallece Martin el joven, único hijo del rey de Aragón, Martin I, por lo que contrae nuevamente matrimonio Margarita de Prades con la esperanza de concebir un hijo para asegurar la línea sucesoria.
Ante el fracaso el rey, pensó en nombrar a Fadrique de Luna, un hijo ilegitimo de Martin el Joven, como sucesor, pero la falta de apoyos le hizo desistir de esta posibilidad.
Con este panorama decidió nombrar a Jaime II de Urgell procurador y gobernador general. Esto fue rechazado por la Diputación de la Generalidad aragonesa y por el arzobispo de Zaragoza García Fernández de Heredia, al considerar este nombramiento casi un reconocimiento como heredero de la corona. Ante el rechazo general, Martin I revoco el nombramiento.
El 31-05-1410 fallecía Martin I sin descendencia legítima y sin nombrar sucesor al trono. Durante sus últimas horas de agonía el rey recibió la visita del consejero de Barcelona Ferrer de Gualbes, el cual le dirigió unas palabras que finalmente fueron repetidas en forma de pregunta: "Senyor, plau-vos que la successió dels dits vostres regnes e terres, après obte vostre, pervinga a aquell que, per justícia, deurà prevenir, e que'n sia feta carta pública?" (¿Señor, le place a usted que la sucesión de los dichos reinos y tierras, después de su muerte, sean heredados aquel que por justicia deba y que se haga carta pública?). El rey Martin I, ya moribundo, solo fue capaz de responder “HOC” (SI!). Esto provocó una peligrosa situación, ya que al surgir hasta seis pretendientes al trono vacante, se podría desembocar en una guerra que acabara con la Corona de Aragón.
Los candidatos fueron :
*Fabrique de Luna, conde de Luna, hijo bastard de Martin I de Sicilia, legitimado por parte de Benedicto XIII
*Jaime II de Urgell, conde de Urgell, hijo de Pedro, nieto de Jaime y bisnieto de Alfonso IV de Aragón, esposo además de Isabel, hija de Pedro el Ceremonioso y de Sibila de Fortia, su cuarta mujer.
*Alfonso de Aragón y Foix, conde de Denia, Ribagorza, marques de Villena y duque de Gandía, nieto por línea masculina de Jaime II de Aragón. Murió poco antes de la reunión de Caspe y fue reemplazado por su hermano Juan de Prades.
*Luis de Anjou, duque de Calabria, nieto, por su madre Violante, de Juan I de Aragón.
*Juan de Prades, conde de Prades, hermano de Alfonso, el duque de Gandia.
*Fernando de Trastamara, el de Antequera, infante de Castilla, nieto, por su madre Leonor la regente de Castilla, de Pedro IV de Aragón.
Frente esta situación se decidió que el sucesor de Martin I, sería el que designara un parlamento General de la Corona de Aragón, para lo cual se reunieron en febrero de 1411 en Calatayud las Cortes bajo la `presidencia del arzobispo de Zaragoza, García Fernández de Heredia, acordando que las asambleas de los dos reinos y de Catalunya se celebrarían en la proximidad de frontera común y acordando las condiciones de las mismas.
El arzobispo de Zaragoza fue asesinado, promovido por Jaime de Urgell, provoco que tanto este como Luis de Anjou, a quien el prelado apoyaba, perdieran fuerza en sus candidaturas al trono  aragonés y pasando entonces Fernando de Antequera, como candidato favorito.
El parlamento reunido en Alcañiz fue el que finalmente prevalecería al contar con el apoyo del papa Benedicto XIII que decidió mediar en la crisis sucesoria promulgando el 23 de enero de 1412 una bula en la que establecía que el estudio de los derechos al trono de los pretendientes fuera realizado por compromiso de los distintos reinos.
El 15 de febrero de 1412 firman la Concordia de Alcañiz, en la que acuerdan que nueve compromisarios, tres por reino y tres por Catalunya, se reúnan en la localidad aragonesa de Caspe, analicen los derechos de los pretendientes y decidan cual debe ocupar el trono y cuando el elegido obtenga un mínimo de seis votos y al menos uno de cada reino.
La elección de compromisarios fue realizada por Gil Ruiz de Libori, gobernador de Aragón y a Juan Jiménez Cerdán, Justicia mayor del reino que decidieron nombrar a :
*POR ARAGON:
   -Domingo Ram, obispo de Huesca
   -Francisco de Aranda, antiguo consejero y enviado de Benedicto XIII
   -Berenguer de Bardají, jurista y letrado general de las Cortes de Aragón.



*POR CATALUNYA:
   -Pedro de Sagarriga, arzobispo de Tarragona.
   -Bernardo de Gualbes, síndico y conceller de Barcelona.
   -Guillem de Villaseca, letrado general de las cortes catalanas.

*POR VALENCIA:
   -Bonifacio Ferrer, prior de la Cartuja de Portacelli
   -San Vicente Ferrer, dominicano valenciano.
   -Ginés Rabassa, ciudadano de Valencia, experto en derecho, que por enfermedad fue sustituido por Pedro Beltrán.
El 22-04-1412 se inició las deliberaciones, que disponían de dos meses para obtener un resultado.
Necesitaron dos días más del plazo para lograr un acuerdo, ya que tras la votación del 24 de junio, seis compromisarios (los tres aragoneses, dos valencianos y un catalán) respaldaron la candidatura de Fernando de Trastamara, mientras los otros dos compromisarios catalanes votaron por Jaime I de Urgell, el tercer compromisario valenciano se abstuvo.
Así pues Fernando de Trastamara fue proclamado rey el 28 de junio de 1412 como Fernando I de Aragón, quien el 5 de agosto entro en Zaragoza, donde juro su título ante las Cortes junto su hijo Alfonso.

Continuación:

Ahora solo me queda un   comentario, destinado en concreto para los nacionalistas de la dinastía de los analfabetos funcionales.
Actualmente todo ciudadano desearía en el día de hoy, poder disponer en Catalunya de una democracia como la que demostraron respetar en el 1412, donde la decisión, no fue solo por mayoría absoluta, sino que además de ser de la mitad más 1, además debía tener un voto da cada reino y/o región.
Ahora los analfabetos nacionalista nos dicen que existió un golpe desde Castilla y yo les respondo que si no desean leer lo expuesto, diré que el único que no aceptaba el acuerdo con todos los posibles pretendientes fue justamente los que estos analfabetos defienden y este es Jaime de Urgell.
Así estamos de bien gobernados con gente que solo sabe dónde tienen la mano porque la necesitan para llevarse el dinero y/o insultar y agredir quienes no tragamos sus mentiras y que todos (los analfabetos, los manipulados, los de izquierda, los de derecha, los que conocen su historia y los que la manipulan) pagaremos la consecuencia de nuestra ceguera voluntaria.

Ya lo decía Henry Ward Beecher : "Las personas mas peligrosas son las ignorantes "

Para Catalunya, mi tierra que tanto amo y sus habitantes les citare una frase de Walter Lippmann : " Donde todos piensan igual, nadie piensa mucho ". Para que siempre apoyen, escuchen y respeten al que pueda pensar de forma diferente, pues además puede ser que tengan razón.

sábado, 5 de febrero de 2011

VERDADES HISTORICAS PARA NACIONALISTAS MANIPULADORES

             En fecha tan tardía como 1893, Francés Cambó (personaje que colaboro y ayudo economicamente a Franco con el SIFN -servicio inteligencia frontera noroeste-) inició la tarea de predicar el catalanismo por las tierras de Cataluña. Sería él mismo quien, en sus Memorias, describiría el ambiente con que se encontró.
“En su conjunto, el catalanismo era una cosa mísera cuando, en la primavera de 1893, inicié en el mi actuación. Organizamos excursiones por los pueblos del Penedés y del Vallés, donde había algún catalanista aislado, no creo que hiciéramos grandes conquistas: los payeses que nos escuchaban no llegaban a tomarnos en serio. Aquél era un tiempo en el que el catalanismo tenía todo el carácter de una secta religiosa. Puede decirse que todos los catalanistas se conocían entre sí”.
Las palabras de Cambó serían confirmadas por Josep Pla, que añadiría:
“Los catalanistas eran muy pocos. Cuatro gatos. En cada comarca había aproximada mente un catalanista: era general mente un hombre distinguido que tenía fama de chalado”.
Desde luego, no dejaba de ser una situación peculiar la descrita por los dos ilustres catalanes si se tiene en cuenta que, de acuerdo con los postulados del nacionalismo, Cataluña es una nación oprimida por España. Por el contrario, lo que escribían sobre la situación de hace más de un siglo Cambó y Pla resulta lógico si se tiene en cuenta que, en términos reales y no míticos, fidedignos y no mentirosos, la historia de Cataluña y de los catalanes siempre ha sido la historia de España.
Desde luego, los romanos –que crearon el término Hispania– siempre incluyeron en sus límites los territorios de la que, ya muy avanzada la Edad Media, sería Cataluña. No en vano Tarraco, la actual Tarragona, fue capital de una de esas Hispanias. Lo mismo sucedió cuando, deshecho el Imperio Romano, se estableció en la Península un dominio visigodo que cristalizaría en un reino de España.
Significativo resulta, por ejemplo, que la primera capital de ese reino, con Ataúlfo, estuviera en Barcelona. Sabido es que muy pronto la capital, con lógica irrefutable, se trasladó al centro de la Península, y más concretamente a Toledo, pero a esas alturas los escritores visigóticos, con Isidoro de Sevilla a la cabeza, hablan de una nación llamada España cuyas raíces son romanas y cristianas y a la que han llegado recientemente los godos. Semejante visión no quebró –todo lo contrario– cuando la invaden en un intento de protegerse de un ataque islámico, los reyes francos se apoderaron de unos territorios situados al sur de los Pirineos, a los que denominaron Marca Hispánica (nombre, ciertamente revelador,) y a los que convirtieron en zona de salvaguarda. Sin embargo, de manera bien significativa, los monarcas francos fueron conscientes de que aquel territorio que siglos después sería Cataluña era ya entonces España.
En abril de 815, poco después de la creación del condado de Barcelona como separación entre el reino de los francos y los musulmanes, Ludovico Pío, rey de Aquitania y soberano de Septimania, promulgó un precepto destinado a la protección de los habitantes del condado de Barcelona y otros condados subalternos. En el texto se habla, literal mente, de los “españoles” Juan, Chintila y un largo etcétera, y, sobre todo, se dice algo enormemente interesante sobre los habitantes de lo que ahora es Cataluña:
“Muchos españoles, no pudiendo soportar el yugo de los infieles y las crueldades que éstos ejercen sobre los cristianos, han abandonado todos sus bienes en aquel país y han venido a buscar asilo en nuestra Septimania o en aquella parte de España que
nos obedece”.
En el documento –como era de esperar– no aparece la palabra “Cataluña” ni la palabra “catalanes” porque eran ideas aún inexistentes, pero sí se hace referencia a cómo esa zona territorial formaba parte de España y a que sus habitantes eran españoles.
Hasta el año 1096 la familia de los condes de Barcelona –que seguían siendo vasallos del reino franco– fue de origen extranjero, y, con la excepción de Berenguer III, que se casó con María, hija del Cid Campeador, los matrimonios siempre se contrajeron con mujeres procedentes de algún lugar situado al norte de los Pirineos.
En el año 1137 un conde de Barcelona llamado Ramón Berenguer IV rompió con esa tradición, seguida durante siglos por sus antecesores, y contrajo matrimonio con la princesa Petronila de Aragón. De esta manera, el condado de Barcelona –que ni era Cataluña, ni era una nación catalana, ni tenía pretensión de serlo– volvía a reintegrar se en el proceso de reconstrucción, de reconquista, de una España que había estado a punto de desintegrarse por completo a causa de la invasión islámica. Y lo hacía como parte no de una confederación catalano-aragonesa, como dicen los nacionalistas, a pesar de que jamás aparece tal nombre en las fuentes históricas, sino como parte de la Corona de Aragón.
Esa conciencia de que Cataluña era tan sólo una parte de España y no una nación independiente la encontramos también en los reyes que ejercieron sobre ella su soberanía. Citemos algunos ejemplos. Cuando, en 1271, Jaime I salió del Concilio de Lyon, tras haber ofrecido la cooperación de sus hombres y de su flota para emprender una cruzada, exclamó: “Barones, ya podemos marcharnos; hoy a lo menos hemos dejado bien puesto el honor de España”. De la misma manera, cuando socorrió a Alfonso X de Castilla en la lucha contra los moros de Murcia, Jaime I sostuvo que lo hacía “para salvar a
España”. De manera semejante, el rey Pedro III afirmó que había salvado el honor de España al acudir a Burdeos para batirse si esto pensaban los monarcas que reinaban –entre otros territorios– sobre Cataluña, no otra cosa pensaban sus historiadores. En el siglo XIV, el catalán Ribera de Perpejá escribió la Crónica de Espanya, en la que señalaba precisamente cómo Cataluña era una parte de esa España despedazada por la invasión musulmana pero ansiosa de reunificación. Y el gran historiador catalán Ramón Muntaner reclamó una política conjunta de los cuatro reyes de España, que son, escribió, “d’una carn e d’una sang”.
Nada de esto puede extrañar, si se tiene en cuenta que guerreros tan catalanes como los almogávares se lanzaban al combate gritando no Cataluña, sino “¡Aragón! ¡Aragón!”. ¿Hubieran podido gritar otra cosa, cuando Cataluña no era sino una parte de la Corona de Aragón y no una nación independiente?.
Por su parte, Bernat Desclot, un autor cuya lectura sería más que sobrada para desmontar la mayoría de las mentiras históricas del nacionalismo catalán, nos ha dejado referencias bien significativas. Por ejemplo, al mencionar la batalla de las Navas de Tolosa (1212) señaló, en su Crónica, que en dicho combate habían intervenido “los tres reyes de España, de los cuales uno fue el rey de Aragón”.
De la misma manera, al narrar un viaje del conde de Barcelona a Alemania para entrevistarse con el emperador, Desclot relató que aquél se había presentado ante su majestad imperial diciendo: “Señor, yo soy un caballero de España”. Acto seguido, ese mismo conde de Barcelona había dicho a la emperatriz alemana: “Yo soy un conde de España al que llaman el conde de Barcelona”. No resulta extraño que el emperador, según nos cuenta el mismo Bernat Desclot, dijera a su séquito: “.…. han venido dos caballeros de España, de la tierra de Cataluña”.
No cabe duda de que los catalanes medievales (mal que les pese a los nacionalistas) tenían las ideas muy claras, y éstas no eran formar parte de una nación independiente.
Con esos antecedentes repetidos vez tras vez no puede sorprender que, durante los siglos siguientes, Cataluña y los catalanes se sintieran hondamente españoles. Como el resto de los españoles, participaron en la guerra civil de inicios del siglo XVIII, que algunos pretenden presentar falsamente como un conflicto independentista catalán, cuando fue un enfrentamiento dinástico. Defendían –con personajes como Casanova, convertido en icono nacionalista– no la independencia de la nación catalana, sino al pretendiente austriaco frente al borbónico.
Como el resto de los españoles, los catalanes también resistieron al invasor francés en el Bruch y en el asedio de Gerona, y no deja de ser significativo que una de las heroínas españolas más famosas de la guerra de la independencia fuera la catalana Agustina de Aragón.
Como el resto de los españoles, también los catalanes combatieron en Marruecos en 1859, a las órdenes de un general catalán llamado Prim, y desfilaron por las calles al sonido de Los voluntarios, una marcha militar que se interpretó entonces por primera vez.
Como el resto de los españoles, los catalanes sufrieron también el desastre de 1898. Cuatro de los 33 últimos soldados de Filipinas fueron catalanes
Como el resto de los españoles, en suma, sufrieron las alegrías y tristezas de la historia de España, sin excluir la guerra civil de 1936, en cuyos dos bandos participaron.
No puede extrañar que, como señalaba Cambó, no hubiera apenas catalanistas antes de él, o que, como dejó escrito Pla, los pocos que existían tuvieran fama de chalados. ¿Cómo iba nadie a creer en el nacionalismo con ese pasado histórico? A día de hoy, una mentira histórica tan monstruosa como la del nacionalismo pretende cerrar los ojos de los catalanes a la verdad. Para ello ha seguido la consigna de Prat de la Riba:
‘Había que saber que éramos catalanes y que no éramos más que catalanes… Esta obra no la hizo el amor… sino el odio’.
Tristes son las palabras de Prat de la Riba, pero no pueden ser tachadas de falsas. Durante décadas, los nacionalistas han inoculado en sucesivas generaciones de Cataluña ese odio a España, una España a la que se ha pintado no como la madre común, sino como una opresora; no como el tronco que sustenta las diferentes ramas nacionales, sino como un árbol odioso y extraño.
Además, los que han sembrado el odio se han empeñado en usurpar el nombre de Cataluña, como si fuera de su propiedad exclusiva, y se han permitido tachar de catalanófobos a los que no comparten los delirios del nacionalismo y tan sólo aspiran a que Cataluña sea una tierra en la que ni se asalte ni se agreda a los que no son nacionalistas; en la que la lengua catalana no sea barrera de separación sino instrumento de unión; en la que los padres puedan educar a sus hijos en su lengua madre, en la que no se vea al resto de España como enemigos sino como hermanos y en la que la ley sea la misma para todos, independientemente de que sean o no nacionalistas.
Para impedir tan nobles metas, para implantar el nacionalismo en centenares de miles de corazones, el nacionalismo catalán ha tenido que recurrir al uso sistemático e ininterrumpido de la mentira, una mentira que, entre otras cosas, afirma que Cataluña es una nación.