Creo que España y el país vasco están en deuda con la memoria de este gran hombre, que si hubiera nacido en cualquier otro país, estaría presente cada año, para conmemorar como mínimo su aniversario. Este personaje nace en Guipúzcoa el 3 de febrero de 1689 y fallece el 7 de septiembre de 1741.
Sé muy bien que la Armada de España, honra la memoria de Blas de Lezo con el mayor honor que puede rendirse a un marino español, con que siempre un buque de la armada lleve su nombre. Pero para el resto de la sociedad, podría apostar que no saben si siquiera que era marino. Sin embargo, aunque las proezas de Blas de Lezo estén a la altura de los más grandes marinos de la historia, es un personaje prácticamente olvidado.
Por todo ello he decidido publicar su vida y sus logros, para ver si los necios nacionalistas del País Vasco (como mínimo), se les cae la cara de vergüenza. Mucho hablan de querer lo vasco, pero desprecian los auténticos vascos que en el resto del mundo admiran, para no tener que reconocer sus necedades y mentiras, pues hombres como Blas de Lezo, defendían y amaban a España. Qué triste y patético que reniegan de su propia historia. Me dais asco!!!!
Veamos, la vida y milagros de Blas de Lezo:
Blas de Lezo y Olavarrieta (u Olabarrieta), nace en Pasajes, Guipúzcoa, España, el 3 de febrero de 1689, primer Marques de Ovieco (a título póstumo), almirante español, conocido como Patapalo o más tarde como Mediohombre, por las muchas heridas sufridas en su vida militar; es considerado uno de los mejores estrategas de la historia de la armada Española. Murió en Cartagena de las Indias el 7 de septiembre de 1741. De familia de marinos entre sus antepasados, en un pueblo dedicado en exclusiva a la mar.
Con 17 años se embarca de guardiamarina en el año 1704, en la escuadra del Conde de Toulouse, gran almirante de Francia, con ocasión en que cruzaba frente a Velez-Malaga y reñía combate contra otra anglo-holandesa. La escuadra francesa había salido de Tolón y en Málaga se habían unido algunas galeras españolas mandadas por el Conde de Fuencalada, única fuerza disponible. Se componía de una escuadra franco-española de 51 navíos de línea, 6 fragatas, 8 brulotes y 12 galeras, sumando un total de 3.577 cañones y 24.277 hombres. La escuadra anglo-holandesa al mando del almirante Rooke estaba compuesta de 53 navíos de línea, 6 fragatas, pataches y brulotes, con un total de 3.614 cañones y 22.543 hombres. La lucha fue tan frutal que los de uno y otro bando quedaron muy maltrechos, atribuyéndose ambos la victoria. Tuvo la escuadra franco-española 3.048 bajas, entre ellos dos almirantes muertos y tres heridos, uno de estos el Conde de Toulouse. Los de los anglo-holandeses fueron de 2.719 bajas, de ellos dos altos jefes muertos y cinco heridos. No volvieron a trabar batalla, para suerte de los anglo-holandeses, pues estaban muy escasos de municiones. Lezo se distinguió, por su intrepidez y la serenidad que tuvo, pues habiendo perdido una pierna por un disparo de cañón, siguió con gran estoicismo en su puesto de combate, mereciendo el elogio del gran almirante francés. Por su comportamiento, fue ascendido a alférez de navío.
Siguió su servicio a bordo de diferentes buques, tomando parte en las operaciones que tuvieron lugar para socorrer las plazas de Peñiscola y Palermo, en el ataque al navío ingles Resolution de 70 cañones, que termino con la quema de este, así como en el apresamiento de dos navíos enemigos, que fueron conducidos a Pasajes y Bayona.
Fue ascendido a teniente de navío y destinado a Tolón y allí combatió en el ataque que dicha plaza y puerto dio el duque de Saboya, en 1707. Lezo se batió con su acostumbrado coraje en la defensa del castillo de Santa Catalina perdiendo en esta ocasión el ojo izquierdo.
Con ocasión de los aprovisionamientos al ejército con que Felipe V cercaba por tierra a Barcelona, se dio a Lezo el mando de alguno de los convoyes de municiones y pertrechos de guerra que se le enviaban desde Francia. Burlo la vigilancia de los barcos anglo-holandeses que apoyaban por mar al archiduque Carlos. En cierta ocasión, cercado por todos los lados tuvo que recurrir para pasar, al heroico medio de pegar fuego a parte de sus buques, para penetrar a través del incendio abriéndose paso al propio tiempo a cañonazos.
A los seis años de servicio y 23 años de edad, fue ascendido a capitán de fragata y mandando una en la escuadra de Andrés de Pez, llego a hacer once presas, la menor de 20 cañones y una de ellas la del navío Stanhope, recibiendo nuevas heridas en este combate.
Ascendió a capitán de navío en 1712 y al año siguiente tomo parte en las operaciones del segundo ataque a Barcelona, cercada por tierra por el duque de Berwick, teniendo varios combates, en uno de los cuales recibió otra herida que le dejo inútil del brazo derecho.
En 1716, mandando el navío Lanfranco, se incorporó este a la escuadra del general Chacon, destinada a recoger plata y a auxiliar a los galeones perdidos en el canal de Bahama. Poco después e agrego a dicho navío una escuadra destinada a los mares del Sur, a cargo de los generales Bartolomé de Urdizu y Juan Nicolás Martínez. Con el Lanfranco iban el Conquistador, Triunfante y la Peregrina. Tenían como objetivo la limpieza de los corsarios, piratas y de buques extranjeros que haciendo un comercio ilícito, perjudicaba grandemente a la hacienda española.
Después de siete años de servicio, recayó al fin en Lezo el mando de estas fuerzas navales del mar del Sur, el 16 de febrero de 1723, capturando seis navíos de guerra, por un valor, solo de su carga de 3.000.000 de pesos, tres de ellos se negaron a la Armada Real. Durante este periodo realiza numerosas salidas en las que sostiene combates, limpiando las aguas de Chile y Perú, de corsarios enemigos. Permaneció en los mares del Sur hasta el año 1730, en que fue llamado a España por orden del Rey.
La corte estaba en Sevilla y allí se dirigió Lezo para informarle de todas las vicisitudes de su último mando. Obtuvo la aprobación real y como recompensa a sus valiosos servicios fue promovido a jefe de escuadra.
Estuvo en el departamento de Cádiz hasta el 3 de noviembre de 1731, en que embarco en una escuadra de 18 navíos, cinco fragatas y dos navíos, al mando de<l marques de Mari, destinada al mediterráneo para asistir al infante don Carlos en las dificultades que pudieran surgirle en su forma de posesión de los estados de Italia, a la muerte del duque de Parma, Antonio Farmesio sucedía el 20 de enero de 1731. Existen cartas firmadas por el conde de Santi-Estaban, en que por orden de S.A Real, se expresa satisfacción que causaron los buenos servicios del general Lezo.
El 15 de junio salió la expedición de Alicante para Orán, llegando el 28 ante la plaza; la escuadra escoltaba a una expedición de tropas mandadas por el conde de Montemar, eran 26.000 hombres, llevados en 535 buques de transporte, se verifico el desembarco en la cala de Mazalquivir, protegido por el fuego de los buques de José Navarro, entonces capitán de navío, comandante de Castilla, mandaba las embarcaciones menores, se atacó a Mazalquivir y cuando lo vieron tomando los defensores de Orán, abandonaron la plaza rodeada de murallas y guardada por cinco castillos; una vez ocupada Orán y convenientemente guarnecida, Lezo regreso a Alicante escoltando 120 embarcaciones de transporte.
Terminadas las operaciones sobre la costa africana, se dirigió la escuadra a Cádiz, donde entro el 2 de septiembre de 1732.
Las potencias berberiscas, alarmadas con la toma de Orán, se coaligaran, para reconquistarla, atacándola por tierra y bloqueándola por mar, con este motivo salió Lezo, con dos navíos que en Cadiz estaban preparados, el Princesa y el real Familia, a los que se unieron otros cinco, levanto el bloqueo y metió en la plaza los necesarios socorros, dedicándose después a dispensar a las fuerzas navales enemigas.
Determino aniquilar a la capitanía de Argel, un buque de 60 cañones; lo encontró y empezó a batirlo, pero los argelinos huyeron con fuerza de vela, perseguidos por Lezo, refugiándose en la ensenada de Mostagán, defendida por dos castillos a la entrada y por una fuerza de 4.000 hombres, que acudió a las montañas vecinas al darse la alarme. Entro Lezo tras el navío, a pesar de los disparos de los castillos y de los que le hacían de todas partes y echando al agua las lanchas armadas, prendió fuego a la tan bien protegida Capitana Argel. Esta acción de la mayor intrepidez que no podían esperar los argelinos, les alarmo de tal modo que les hizo pedir socorro a la Sublime Puerta (Constantinopla). El general Lezo al saberlo, tras reparar ligeramente sus buques, en Alicante, paso a cruzar desde Galita hasta el cabo Negro y Túnez a la espera del socorro solicitado, para batirlo. Permaneció en espera 50 días, hasta que la una epidemia infecciosa, ocasionada por la corrupción de los alimentos, les obligo a regresar a España, tocando antes en Cerdeña para hacer nuevos víveres, en la cantidad necesaria para llegar a Cadiz.
El Rey le manifestó su aprecio y como recompensa a los distinguidos servicios prestados le promovió a teniente general el día 6 de junio de 1734.
El mismo decía: “que tan maltrecho cuerpo no era una buena figura para permanecer entre tanto lujo y que su lugar era la cubierta de un buque de guerra; pidió permiso al Rey y este se lo concedió”. De regreso ya en el Puerto de Santa María, el 23 de julio de 1736, fue nombrado comandante general de una flota de 8 galeones y dos registros, que escoltados por los navíos Conquistador y Fuerte habían de dirigirse hacia tierra firme. Salió con su flota el 3 de febrero de 1737, llegando a Cartagena de Indias el 11 de Marzo, quedando de comandante general de aquel apostadero tan importante para la defensa del mar de las Antillas.
Con la guerra ya declarada con el Reino Unido, la empresa que mayor empeño pusieron los británicos, fue en la de Cartagena de las Indias; en febrero de 1740 tuvo noticias Lezo, por diferentes medios, de las formidables fuerzas que preparaban los británicos para atacar a Cartagena. Situó dos navios en la Boca Chica, paso obligado para entrar en la rada, serró la entrada con dos cadenas tendidas por fuera de los buques, para impedir la llegada hasta ellos de los brulotes con que pudieran atacarlos y puso en estado de defensa los castillos que guardaban aquella. El Gobernador de la plaza murió el 23 de febrero, por lo que el general Lezo tomo todas las disposiciones conducentes a la defensa.
Esta plaza como todas las de América estaban muy abandonadas, donde hallaron los cañones incapaces de disparar diez tiros, sin repuestos de balas y con tan solo 3.000 libras de pólvora.
Comienza la Batalla de Cartagena de las Indias
Esta batalla paso a la historia como “Guerra de la Oreja de Jenkins”. El motivo fue: En las costas de Florida actuaba un pirata llamado Robert Jenkins, que fue interceptado por un guardacostas español, a las órdenes del capitán Juan de León Fandiño. El capitán permitió seguir con vida al pirata y le amputo una oreja y con la oreja del pirata en la mano le dijo: “ve y dile a tu rey que lo mismo le hare si a lo mismo se atreve”. Este compareció en la Cámara de los Comunes en 1738. En su comparecencia de esta maniobra política, el primer ministro Walpole se vio obligado a declarar la guerra a España el 23 de octubre de 1739, por considerarlo una afrenta en el parlamento británico. Esta fue la excusa, pero la realidad era que Inglaterra trataba de desplazar a España y ocupar su posición para el control marítimo y comercial de los mares atlánticos y arrebatarle a España las mejores posiciones americanas de su imperio.
Inglaterra preparo una formación de guerra formidable. Preparo y armo una magnifica flota de 195 navios entre buques de guerra (más de 3.000 cañones) y transporte, la flota más grande jamás vista, al mando de ella estaba el almirante Edward Vernon. Tomo rumbo a Cartagena de las Indias, para tomarla al asalto, era el gran objetivo de los británicos. Además de los 195 navios, viajaban 11.000 soldados de asalto, 15.000 marineros, los 4.000 milicianos americanos y 2.000 macheteros negros jamaicanos.
El responsable de la defensa de Cartagena de las Indias era Blas de Lezo y contaba para ello con solo 6 navios, 3.000 soldados del ejército regular español, reforzados con 600 arqueros indios del interior y algo más de 1.000 piezas de artillería.
Las fuerzas eran de más de 3.000 cañones, 195 navios y 32.000 hombres, contra algo más de 1.000 cañones, 3.600 hombres y 6 navios.
La contienda fue así:
El 13 de marzo de 1741 la imponente flota del almirante Edward Vernon llegaba a la bahía de Cartagena. Vernon ordena las maniobras oportunas para que las naves inglesas situaran sus flancos frente a las defensas de Cartagena.
15 de marzo, llegan los primeros buques ingleses a Playa Grande y dos días después fondearon sobre la misma playa 195 navios pertenecientes a las tres escuadras comandadas por el almirante Vernon, contra-almirante Charloner-Ogle y el capitán en jefe Lestock.
19 de marzo, los ingleses continúan sin disparar y estudian el campo de operaciones: Algún pequeño intento de desembarco frustrado por la Boquilla sin relevancia.
20 de marzo, toda la armada inglesa anclada en la Punta de Hicacos, muy cerca del puerto de Cartagena, donde estaban los buques españoles Dragón y el Conquistador que impedían el paso de la bahía interior de Cartagena por Bocagrande. Ante la imposibilidad de entrar por Bocagrande, Lestock, al frente de 12 navios ponen rumbo a Bocachica. Durante la travesía disparan contra la batería de Santiago que disponía de 11 cañones cuyo comandante, el capitán de fragata Lorenzo Alderete, también era el responsable de la batería de San Felipe de Bocachica, con 5 cañones. Fracasaron en su intento de romper el cerco de Bocachica y se mantuvieron disparando contra el castillo de San Felipe de Bocachica. No obstante consiguen desembarcar 500 efectivos cerca de la batería de Santiago.
Noche del 20 al 21, los ingleses toman la batería de Varadero y con sus cañones disparan a la Punta de Abanicos. Los españoles abandonan la batería, quedando Campuzano con un sargento y 11 soldados del regimiento de Aragón y dos artilleros. Les responden con cañonazos los buques San Felipe y África, quedando retrasados en reserva el Galicia y el San Carlos.
3 de abril; 18 buques alineados frente a Bocachica inician un terrible bombardeo para romper las defensas de los castillos de San Luis y San José que cierran el paso a la Bahía exterior. Knowels se dirige a la ensenada de Abanicos para destruir definitivamente la resistencia de Campuzano, que finalmente tienen que retirarse con su escasa tropa al castillo de San José.
4 de abril, la batería de Abanicos queda completamente destruida y Lestock vuelve al ataque con el objetivo ahora de destruir el fuerte de San José y San Luis.
Noche del 5 al 6 de abril, Blas de Lezo sitúa los buques Dragón y Conquistador entre los canales del Castillo Grande y Manzanillo con intención de hundirlos para impedir el paso de los navios ingleses por la entrada de Bocagrande. La situación empeora para los españoles y los soldados del fuerte de San José fueron evacuados en pequeñas embarcaciones al Castillo Grande y posteriormente a Cartagena.
11 de abril, los ingleses toman el castillo ya abandonado de Santa Cruz.
El 13 de abril a las 9 de la mañana, comenzó el asedio de la ciudad con continuos bombardeos. Simultáneamente otra escuadra asediaba al fuerte Manzanillo. La situación empezaba a ser desesperada para los españoles, les faltaban alimentos y el enemigo no daba tregua. Pasan los días y el cañoneo no cesa, mañana, tarde y noche, pero la defensa continua intacta.
Vernon después de tan duro castigo supone que los españoles resistirían dos o tres días más, pues no suponían que tan pocos pudieran resistir tal empuje y fuego de tantos. Por ello Vernon, manda un correo al rey Jorge II asegurando que había logrado la victoria, lo que generó una euforia en su país y por ello el rey Jorge II ordeno se elaboraran medallas conmemorativas de la supuesta victoria. En las medallas se representaba a un Blas de Lezo, entero y completo, con dos brazos, dos piernas arrodillado ante Vernon. En una cara de las medallas hay un texto que dice: “The pride of Spain humbled by Ad. Vernon” (“El orgullo de España humillado por el almirante Vernon”). Pero la realidad fue distinta.
El 16 de abril, 4 de la mañana, Vernon decidió que se tomaría Cartagena de las Indias al asalto, más de 10.000 hombres desembarcaron por la costa de Jefar, los macheteros jamaicanos, los milicianos americanos y las fuerzas regulares inglesas. Pero las sucesivas embestidas de los ingleses se encontraron con trincheras inexpugnables, así como con los mosquetes y bayonetas españolas.
El 17 de abril, la infantería inglesa, toman el alto de Popa. Blas de Lezo tomo tres decisiones que fueron decisivas para el desenlace final de la batalla.
1º Mando excavar un foso en torno al castillo para que las escaleras inglesas se quedasen cortas al intentar tomarlo.
2º Ordeno cavar una trinchera en zigzag evitando que los cañones ingleses se acercaran demasiado.
3º Les mando dos “desertores” que engañaron y llevaron a la tropa inglesa hasta un flanco de la muralla bien protegido, donde serían masacrados sin piedad.
La noche del 19 al 20 de abril se produce el asalto definitivo al castillo de San Felipe. Tras una potente preparación artillera desde un buque de 60 cañones y bombardas. Vernon intento asaltar el castillo con unos 10.200 hombres de infantería, organizados en tres columnas, apoyados por los negros macheteros jamaicanos: En frente tenía la batería de San Lorenzo del propio castillo de San Felipe y 1.000 hombres muy motivados.
La sorpresa fue grande, cuando los ingleses comprobaron que sus escaleras eran demasiado cortas y no podían escalar las murallas del castillo. Las tropas inglesas no podían atacar, ni tampoco huir debido al peso del equipo. Aprovechando esta circunstancia los españoles abrieron fuego contra los ingleses, produciéndose una carnicería sin precedentes.
Los ingleses no pudieron escalar las murallas, pero al amanecer, se encontraron con las bayonetas de unos trescientos soldados de los tercios españoles que saltaban sobre ellos desde sus trincheras. Fue una masacre.
Todo ello desmoralizo a los ingleses, donde el orgulloso y engreído Sir Andrew Vernon había sido incapaz de vencer a unos pocos españoles, capitaneados por un hombre tuerto, manco y cojo. Por ello rompieron sus líneas de combate y huyeron despavoridos tras la última carga española hacia sus barcos y protegerse de la furia de la infantería de los tercios.
Del 22 al 25 de abril, decrecieron los enfrentamientos.
El 9 de mayo, Vernon asumió que era completamente imposible que sus tropas pudieran tomar al asalto la fortaleza de Cartagena de las Indias. Vernon ordeno la retirada, levantar el asedio y volver a Jamaica. Una derrota humillante. Vernon, solo acertó en pronunciar esta frase: “God damn you, Lezo” (“Que Dios te maldiga, Lezo”). En respuesta escrita a Vernon, Blas de Lezo pronuncio la inmortal frase: “Para venir a Cartagena es necesario que el rey de Inglaterra construya otra escuadra mayor, porque esta solo ha quedado para conducir carbón de Irlanda a Londres, lo cual les hubiera sido mejor que emprender una conquista que no pueden conseguir.”
El resultado de pérdidas fue:
Los ingleses tuvieron 9.500 muertos, 7.500 heridos, perdieron 1.500 cañones y 50 naves.
Los españoles sufrieron 800 muertos, 1.200 heridos y perdieron 6 naves. Los fuertes de Bocachica, Castillo Grande y Manzanillo quedaron totalmente destruidos.
Todo ello fue un horror para los ingleses, quedaron completamente humillados: la mayor operación de la Royal Navy hasta el momento se saldó también con la mayor derrota de su historia.
La humillación fue tal que el rey Jorge II ordeno a los historiadores ingleses no se escribiera nada de la derrota; los historiadores ingleses son hegemónicos, lo que no publican, no existe.
Vernon a su regreso a Inglaterra y vista la cruel realidad, fue relevado de su cargo inmediatamente y expulsado de la marina en 1746. En su tumba se puede leer: “He subdued Chagre, and at Carthagena conquered as far as naval forces could carry victory” (“Sometió a Charges y en Cartagena conquisto hasta donde la fuerza naval pudo llevar la victoria”).
Varias veces escrito en este blog, que ningún país de la tierra tiene una historia en donde tan orgulloso se pueda estar de su país. En España se sabe algo de quien es Nelson, de la Armada invencible, pero seguro que muy poca gente sabe nada de este HEROE (si en mayúsculas) que fue BLAS DE LEZO.
La hegemonía de la armada española fue tal que el Atlántico se consideró un lago español. Inglaterra ya no volvió a amenazar seriamente al imperio español, que subsistió todavía un siglo más. España en cambio, contribuyo años más tarde, con Bernardo de Gálvez, al desmoronamiento de las colonias inglesas en América, historia también poco difundida.
Lo repetiré una vez más………..los españoles, son los ciudadanos que más orgullosos deberían sentirse de ser de este país llamado España, pues su historia es admirada y envidiada por el mundo entero. Mientras digo esto, los necios no desean ser españoles. Hoy no les llamare necios, hoy les digo: ¡SOIS AUTENTICOS BURROS!