domingo, 9 de junio de 2013

1714, LA VERDADERA HISTORIA DE LA GUERRA DE SUCESION.

Estamos viendo últimamente que la Generalitat está ultimando la preparación del tricentenario de la Guerra de Sucesión. 1714 es una fecha fetiche para los nacionalistas de Cataluña.
El 11 de septiembre es el asalto por tropas borbónicas al mando del mariscal inglés Duque de Berwick. Es la batalla final de "la guerra europea" por la sucesión por la Corona española.
Después de que Carlos II, el último rey español de la casa de Austria, muriera en Madrid el 1 de noviembre de 1700, las naciones europeas iniciaron lo que se conoce como Guerra de Sucesión con objeto de lograr el control de la Corona de España.
En su testamento, Carlos II entregaba los derechos de la Corona española a Felipe V, un borbón nieto de Luis XIV rey de Francia. Muchos estados europeos se aliaron en contra de la dinastía borbónica: Austria, Inglaterra, Holanda, Saboya, Portugal y Prusia.

La Guerra de Sucesión fue una gran guerra internacional que terminó en territorio español. Fue una guerra entre partidarios borbónicos contra aliados austracistas.
Felipe V no fue un rey impuesto por Castilla ni la Guerra de Sucesión fue una guerra entre Castilla y la periferia. Realmente hubo una Cataluña borbónica, una Valencia borbónica y también una Castilla, Madrid y Toledo partidarias del duque Carlos de Habsburgo (austracista igual que Barcelona). Muchas comarcas catalanas de los pirineos y del interior se mantuvieron firmes y fieles a Felpe V. Es decir, que Madrid, Alcalá y Toledo lucharon en el mismo bando que Barcelona .... En ambos ejércitos hubo españoles de todas las provincias. En el ejército "maulet" (maulet, ejército austracista y botifler, ejército borbónico) lucharon gallegos, castellanos, valencianos, aragoneses, andaluces, catalanes y también muchos extranjeros. Destacad por su honor y lealtad el "Tercio de Castellanos", que el 11 de septiembre de 1714 se entregó con decisión a la causa de la defensa de Barcelona hasta el final de la batalla. Partidarios de Felipe V hubo en Vascongadas y Navarra (que mantuvieron su derechos históricos), en Valencia, Cataluña y Aragón.
Antes del asedio y bombardeo del 11 de septiembre de 1714, Barcelona ya había sufrido tres sitios y bombardeos feroces por tropas austracistas. Barcelona fue una plaza borbónica hasta 1705 y en 1704 los aliados austracistas pusieron cerco a la ciudad bombardeándola previamente al asalto final.
La historia oficial no habla de los 6.000 partidarios de Felipe V que tuvieron que abandonar Barcelona después de que ésta fuera tomada por las tropas aliadas. Tampoco se habla de las ejecuciones ordenadas por los austracistas entre 1707 y 1713 ni de los catalanes que integrando los cuerpos de asalto borbónico del duque de Berwick tomaron la ciudad.
Tampoco puede ser presentada la resistencia de Barcelona como una lucha nacionalista catalana contra el centralismo e imperialismo castellano; olvidando que la causa proclamada por Rafael Casanova, a la cabeza de la burguesía catalana, no eran las del pueblo catalán sino la de una minoría que controlaban las instituciones de Barcelona y que en 1704 se afiliaron al bando aliado con intención de tener poder de decisión en una España gobernada por Carlos de Habsburgo.

La resistencia de Barcelona tampoco puede ser considerada heroica y popular. La verdad es que los políticos de la Generalidad, la nobleza, el clero, no mostraron ningún interés en seguir cercados por las tropas de Felipe V. Entonces........ ¿Porque la Generalitat se pone contra Felipe V?

La burguesía catalana había tenido anteriormente la oportunidad durante 12 años, 1640 a 1652, de comprobar que el centralismo francés era peor que la monarquía española.


CATALUÑA ABRAZA LA SOBERANIA DE FRANCIA. PACTO DE CERET ( 1640)
La proclamación de la República Catalana se producía el 17 de enero de 1641. La Revuelta de los Segadores se había escapado del control de la oligarquía catalana. La sublevación derivó en una revuelta de empobrecidos campesinos contra la nobleza y ricos burgueses catalanes de las ciudades que también fueron masacrados. La oligarquía catalana que inicialmente estuvo del lado del levantamiento popular se encontró en medio de una auténtica revolución social de los catalanes más pobres.

Con objeto de mantener sus privilegios, así como de distraer y calmar los ánimos de los exaltados campesinos, El 17 de enero de 1641 Pau Claris, al frente de la Generalidad de Cataluña, proclamó la República Catalana. Pero una semana después de proclamar la independencia de España, entró en Barcelona el ejército de Felipe IV para recuperar el control. El 23 de enero, el presidente de la Generalidad, Pau Claris, proclamó al Rey de Francia Conde de Barcelona entregando así el Principado de Cataluña a la soberanía francesa. Luis XIII sería sucedido en 1643 por Luis XIV.

Luis XIII lógicamente nombró un virrey francés y copó las instituciones catalanas con una administración pro-franceses. Ahora los catalanes soportaban el coste creciente del ejército francés en su territorio. Fueron 12 años largos de una "república" catalana francesa.
Los comerciantes catalanes empezaron a conocer la competencia. Los comerciantes franceses, favorecidos por el gobierno francés, convirtieron a Cataluña en un nuevo mercado para los productos de Francia. Los catalanes habían descubierto cómo tras una estela de virreyes franceses llegaban cantidades inmensas de telas fabricadas por sus nuevos compatriotas del otro lado de los Pirineos.
Fueron años terribles, la amistad con Francia no trajo ningún beneficio ni para el pueblo ni para burguesía catalana. Aumentaron las cargas impuestas por el gobierno francés para alimentar ahora a las tropas de ocupación, con el agravante de la guerra y la invasión de mercadería francesa que competía con sus productos en su propio territorio.

El Mito habla de una unidad catalana, pero lo cierto es que durante los años de la separación y la alianza con la Francia de Luis XIII no hubo una Cataluña, sino muchas Cataluña, divididas socialmente y en guerra unas contra otras. En 1643 la guerra civil catalana era ya una realidad, muchos catalanes no compartían aquella demagogia que hacía culpable de todo a la Corona española.
Tras la amarga experiencia, en 1652 la burguesía catalana había decidido volver de buena gana estar bajo la soberanía de los Austrias españoles. Luego y para justificar la actitud sumisa ante Carlos II, la burguesía catalana se inventaron un rey sensible a las libertades sagradas de Cataluña.

Este es el mito de Carlos II, "el mejor que ha tenido España". Un gran rey, pero triste, repleto de enfermedades y preso de un imperio que se desvanecía. La sensibilidad foral de Carlos II no fue mayor que la de los anteriores monarcas australito españoles. En realidad lo que realmente había detrás de estas afirmaciones era una burguesía catalana que ahora ya podía reflotar sus negocios sacando jugo a un rey débil y que se consideraba con derecho y autoridad para establecer el marco, foco y dirección de las políticas económicas de la Corona Española. Nadie puede negar estas realidades y con ello sacar la conclusión de que no fue Carlos III un buen rey para los intereses de los catalanes, salvo de unos pocos privilegiados.
Pero desgraciadamente algunos años más tarde, este es el drama, falleció sin herederos Carlos II y vino Felipe V (otro Borbón, cargado de tendencias afrancesadas y con un poderosísimo ejército) y los bueyes volvieron a arar los campos catalanes y los barcos ingles a bombardear Barcelona.

El testamento de carlos III..........
Al no tener descendientes, Carlos II bajo la presión y estando ya moribundo, testa el Trono de España a favor de un nieto de Luis XIV, Felipe de Anjou, es decir, Felipe V.
Carlos II había tenido un final inimaginable, fue sometido a todo tipo de remedios, incluso conjuros, para que la dinastía Austriaca continuara en España. Soportó presiones increíbles por parte de los embajadores europeos, sobre todo de parte del todo poderoso Rey de Francia Luis XIV.
Eran presuntos herederos al trono español el emperador Leopoldo I, el elector José Fernando de Baviera y Luis XIV de Francia.
Luis XIV era hijo de la hija mayor de Felipe III y esposo de la mayor de Felipe IV, pero ambas habían hecho expresa renuncia de la herencia de la Corona. El monarca francés declaró nula la renuncia de su esposa, alegando que la dote no había sido satisfecha, e hizo renuncia de sus derechos en su segundo nieto Felipe de Anjou, hijo del Gran Delfín Luis, que había muerto.

El emperador Leopoldo I era hijo de la hija menor de Felipe III y esposo de la menor de Felipe IV, que no había renunciado a sus derechos, e hizo renuncia de los suyos en su segundo hijo Carlos.
José Fernando de Baviera era nieto de la infanta Margarita Teresa, hija de Felipe IV, con la cual había casado en segundas nupcias el emperador Leopoldo
Inmediatamente publicado el testamento de Carlos II no sería aceptado por el emperador Leopoldo I, fue considerado ilegal por las formas y porque iba en contra del Tratado de los Pirineos de 1659.

Las potencias europeas, sobre todo Francia, Austria e Inglaterra, pretendían disputarse a finales del siglo XVII los restos del Imperio de España. Pero para ello necesitaban controlar la sucesión de Carlos II, que su imbecilidad e impotencia le impedía asegurar la continuidad de la rama española de la dinastía austriaca.
El Rey Carlos II pertenecía a la Casa de Austria se inclinaba por un príncipe de la rama austriaca de su misma dinastía: el archiduque Carlos, que sería después el emperador Carlos VI. Pero finalmente Carlos II y su corte se convencieron que la mejor forma de asegurar la continuidad del imperio sería entregar la corona al todo poderoso Rey de Francia Luis XIV en la mano de su nieto el duque de Anjou, que reinaría como Felipe V de España y sería el fundador de la casa Borbón española. Abierto el testamento a la muerte de Carlos II, inicialmente fue respetado por las cancillerías europeas pero rápidamente fue rechazado por el Imperio austriaco al que se unión la Corona británica y con esto se inicia la Guerra de Sucesión española. Esta guerra será considerada como una guerra europea en el interior de España y una guerra civil española.

Felipe V entra en España. A los diecisiete años Felipe V, cuando salía de su adolescencia, partió para España para asumir la responsabilidad del trono español. En España, la dinastía Borbónica fue apoyada por gran parte por la nobleza castellana, la Compañía de Jesús, comarcas pertenecientes al antiguo reino de Aragón como Castellón, Alicante, el valle de Arán, el interior de las provincias de Barcelona y Valencia, Calatayud o Tarazona.
Entró en España por Irún el 23 de enero de 1701 y fue recibido con entusiasmo en las ciudades de Guipúzcoa y Castilla.
Llegó a Madrid el 18 de febrero de 1701 y mientras se acondicionaba el vejo Alcázar de los Austria se instaló en el palacio del Buen Retiro. El monarca procedió a la expulsión de la corte del virrey de Cataluña, el príncipe Jorge de Darmstadt, adicto a la sucesión austriaca con fuerte apoyos del Principado.
Felipe V ocupó el trono de España, cuya corte y política fueron inicialmente orientadas por la de Versalles. La Corte adquirió rápidamente un fuerte carácter hispano-francés. Las cancillerías europeas se alarmaron al conocer la influencia creciente de los asesores y consejeros franceses en la corte de la corona española: el consejero, marqués de Louville; confesor regio el jesuita Guillermo Daubenton; hacendista francés Juan Orry. Las potencias europeas Austria, Holanda e Inglaterra se mostraron decididas a la guerra por la unión efectiva de las dos Coronas borbónicas.
El 8 de mayo jura solemnemente Felipe V como Rey de España por las Cortes de Castilla en el convento de San Jerónimo, que era entonces la iglesia de palacio.
Felipe V, conocedor de la tendencia de los catalanes por mantener su lealtad a la Casa de Austria, decide celebrar cortes en Barcelona. Partió para Barcelona y en el camino juró los Fueros aragoneses en la basílica del Pilar de Zaragoza en medio del entusiasmo popular. En Lérida juró por primera vez los Fueros de Cataluña. Fue recibido con gran agasajo por la aristocracia catalana. En Barcelona se puso en contacto con las ya muy decadentes instituciones forales catalanas. El 12 de octubre, día en que se iniciaron las Cortes en Barcelona renovó su juramente a los Fueros catalanes. Según Ricardo de la Cierva "Barcelona recibía con aprecio a un Felipe V que se esforzó en ganarse el corazón de la ciudad". En muchas partes del territorio español, incluidas parte de la Corona de Aragón y de algunos catalanes, vieron con preocupación y desconfianza la llegada al Trono de la Casa de Borbón recelando de sus propósitos. Aprobó en Barcelona concesiones muy importantes como puerto franco para la ciudad que rápidamente alcanzó la primacía en España al permitirse entonces el comercio catalán con las Indias. Concedió catorce títulos de nobleza y otras mercedes nobiliarias. Con el reconocimiento popular y después de encontrarse con su esposa María Gabriela en la ciudad de Figueras el 3 de noviembre instalaron su corte en Barcelona durante el invierno de 1701.

Pero la paz duraría poco y con ello comienza la Guerra de Sucesión. Leopoldo de Austria estaba intrigando en las cancillerías protestantes de Holanda e Inglaterra contra la alianzas franco española que hacía peligrar los intereses comerciales ingleses en América. Recordemos que Francia tenía en aquel momento ya grandes extensiones territoriales en Canadá y poseía La Luisiana.
El gran enemigo holandés de España, Guillermo II de Orange, rey de Inglaterra, convocó en la Haya (La Alianza de La Haya) el 7 de septiembre de 1701 la gran alianza europea contra Luis XIV; la firmaron Inglaterra, Holanda, Dinamarca y el elector de Banderburgo. En la primavera de 1702 se inició la Guerra de Sucesión simultáneamente en dos frentes, Flandes e Italia.
Felipe V advirtió inmediatamente que el bando austracista de la guerra europea pretendía arrebatarle el trono de España y se puso del lado de su abuelo Luis XIV. La Alianza de la Haya decidió atacar simultáneamente a franceses y españoles.

En los primeros años de la guerra, los ejércitos franceses fueron derrotados en Alemania ( Hochstaedt y Blemheim), en Italia (Turín) y en los Paises bajos (Ramillies y Oudenarde) y tuvieron que replegarse en todos los frentes.
Un cuerpo de ejército inglés atacó junto a holandeses a plazas españolas de Flandes y un potente ejército austriaco al mando del príncipe Eugenio de Saboya, invadió el Milanesado español. Entonces Felipe V, que seguía todavía en Barcelona, parte para Italia y toma el mando de las tropas del ejército franco español; dejando la Regencia de España a su joven esposa María Gabriela.

Felipe V llegó a Nápoles por mar y tras sufrir varias heridas, consigue dos grandes victorias al frente de su ejército en la región del Po. Por otro lado, su esposa María Gabriela era recibida mediante una bienvenida apoteósica en Madrid. Mientras tanto las escuadras holandesas e inglesas atacan por sorpresa intereses sensibles de los imperios español y francés.
En julio de 1702 una escuadra anglo-holandesa al mando del almirante inglés Jorge Rooke, compuesta de 50 navíos y 14.000 hombres, desembarcó en Cádiz, donde se les unió el conspirador Jorge de Darmstad, anterior Virrey de Cataluña (otra vez más la casta dirigente catalana en proceso de traición). "Se apoderaron del Puerto de Santa María y entregaron a la ciudad al saqueo más brutal. Los protestantes antepusieron a todo su odio contra la Iglesia católica, devastando los templos, profanando imágenes y objetos sagrados y entregando las monjas a la soldadesca", según cuenta el Marqués de Lozoya. La guarnición de Cádiz resistió heroicamente obligando a los navíos enemigos abandonar el asedio. Pero la victoria final de Felipe V y su esposa María Gabriela se iba a conseguir en territorio español gracias al apoyo de la antigua Corona de Castilla.

En 1703 es proclamado en Viena el Archiduque Carlos de Austria como Rey Carlos III de España; esto supone un gran aliciente para los partidarios de la dinastía austriaca. El emperador Leopoldo y su hijo primogénito José firmaron los actos de cesión de sus derechos a la Corona de España a favor del serenísimo archiduque.
El 6 de marzo de 1704, el Archiduque Carlos al frente de un ejército de 8.000 soldados ingleses y 4.000 holandeses se presentó en Lisboa con la intención de entrar en España. Después de reclutar a numerosos portugueses, entró en España por Fuentes de Oñoro, comprendiendo rápidamente que los españoles no apreciaban mucho a los portugueses ni a los protestantes ingleses y holandeses. El Duque de Berwick, al frente de las tropas hispano-francesas, entabló batalla y los rechazó. El 27 de mayo de 1704, el inglés Rocke con 45 barcos ingleses y 16 holandeses fondeó por aguas de Barcelona. Iba en la expedición el antiguo Virrey, Darmstadt, que hizo llegar misivas a sus amigos y partidarios a favor del Archiduque. Unos 1.600 marineros desembarcaron en la zona del Besós. El 31, empezó el bombardeo austracista de Barcelona. El 1 de junio, como no se producía el levantamiento popular esperado, los marineros volvieron a sus naves y la flota puso rumbo a Gibraltar, donde desembarcaron con 2.400 soldados ingleses y holandeses, que ocuparon la plaza en nombre del archiduque Carlos y hasta el día de hoy. Las tropas del Archiduque las mandaba el traidor ex Virrey Jorge de Darmstadt

El 22 de agosto de 1705 volvió a Barcelona la flota anglo-holandesa al mando del inglés Peterborough, con 58 navíos, 30 fragatas y 21.000 soldados. Tomaron Barcelona con la ayuda de 1.500 migueletes de Vich. La toma de Barcelona fue dura y costó varios centenares de muertos a los aliados. La población seguía indiferente ante el Archiduque Carlos.
El 14 de octubre de 1705 el pueblo de Barcelona, se alza a favor de la causa de Austria, adhiriéndose al Archiduque Carlos.
El 16 de diciembre de 1705 lo hace Valencia. El 27 de junio de 1706 entra Carlos en Madrid y el 29 de junio jura como Rey de España en Aragón.
La derrota de Malplaquet en 1709, agravó la situación de las tropas francesas, pero al año siguiente reaccionaron las tropas de Felipe V, que obligaron al archiduque a abandonar Madrid y ganaron las batallas de Brihuega y Villaviciosa, y en 1711 murió sin sucesión el emperador José I, recayendo la corona en su hermano Carlos. Entonces Inglaterra, fiel a su política de equilibrio, ya no apoyaría la causa del archiduque (ya emperador de Austria) pues su ascenso al trono de España hubiera supuesto el establecimiento el imperio de Carlos V. Los ingleses abandonan la causa de la dinastía austriaca y los borbones toman la iniciativa. El 29 de enero de 1712 se inicia el Congreso de Utrecht.

En Utrecht, 1713, se firmó la paz con Inglaterra, Holanda y Saboya y en el año siguiente en Rastadt con el Emperador. Como consecuencia del tratado de Rastadt, firmado el 6 de marzo de 1714 entre Francia y Austria, el gobierno Francia renuncia a los territorios españoles de Bélgica, Luxemburgo e Italia.
Gracias al tratado de Utrecht Inglaterra consiguió grandes privilegios, de Francia obtuvo Terranova, Acadia y los territorios de la bahía de Hudson y de España Gibraltar y Menorca. El emperador recibió de España los Países Bajos, Cerdeña, Nápoles y el Milanesado; mientras que Sicilia se cedió al duque de Saboya. Holanda recibió ventajas comerciales y Prusia, que había sido erigida en reino en 1701, quedó confirmada en calidad de tal. Felipe V quedaría reconocido rey de España y sus colonias ultramarinas, después de hacer solemne renuncia a sus derechos a la corona francesa.
Firmada la paz con Inglaterra y asegurada su sucesión al trono de España, Felipe V decidió recuperar cuanto antes Cataluña. Se sentía traicionado y fracasada la política de compromiso con Cataluña que había adaptado al inicio de su reinado iba ahora en son de venganza. Los autracistas catalanes, que la verdad no eran todos los catalanes, empezaron a sentir el abandono de sus supuestos amigos: Inglaterra y el emperador Carlos.

Y con todo ello, llega el mítico 11 de Septiembre de 1714. Pasada la media noche del 10 de septiembre, siete columnas compuestas por unos 20.000 soldados se preparan para el asalto final a las murallas de Barcelona bajo las órdenes del mariscal duque de Berwick, que manda las tropas borbónicas. Debido a la intensidad de las lluvias, las bombas defensivas de la ciudad no llegarán a estallar facilitando la entrada de los borbónicos.
A las 4:30 de la madrugada del 11 de septiembre se desencadena el asalto final de las tropas borbónicas a la vez por todas las brechas. Pasadas 2 horas de combate, y a solicitud del general Villarroel, se presentó en la muralla Rafael Casanova, alcalde de Barcelona, enarbolando la bandera de Santa Eulalia. Por la tarde los generales Villarroel y Sans Miguel aconsejan a los responsables políticos negociar para capitular y evitar la carnicería. Por la noche algunos consejeros de la Generalidad enarbolan bandera blanca señal de rendición final y entrega de la plaza. En la mañana del 13 de septiembre dos diputados de la Generalidad se presentan al mariscal borbónico, quien no reconoce la institución. El 15 de septiembre Berwick instituye por decreto la Real junta Superior de Justicia y Gobierno al frente pone a José Patiño. Patiño destituye el 16 de septiembre a diputados y consejeros y demás miembros de la Junta de Brazos. En la Casa de la Ciudad queda extinguido el Consejo de Ciento y después en el Palacio de la Diputación del General lee a los últimos representantes de la Cataluña Autónoma el decreto de disolución firmado por el duque de Berwick que tenía el título español de duque de Liria. Mientras Mallorca resiste a los borbónicos hasta el 3 de junio de 1715 en que es tomada Palma.

Durante esta batalla destacaron gran número de patriotas que murieron luchando en bandos opuestos, que lucharon por lograr una España más justa y más libre, por una España no sometida al despotismo político. Entre los patriotas mencionaremos a Rafael Casanova y Coma (1660-1743), Consejero jefe de la Generalidad ; Salvador Feliú de la Penya; los guerrilleros Antonio Desvalls, Pere Barceló (Carrasclet), Bach de Roda; el General Josep; Antonio de Villarroel, General jefe de Cataluña y comandante de la plaza de Barcelona. Éste último proclamó: "Combatimos por toda la nación española". Rafael Casanova, no tuvo un comportamiento heroico ni tampoco fue un mártir que muriera resistiendo a las tropas de Felipe V. El conseller en cap, cuya muerte heroica en defensa de Cataluña se ha exaltado tantas veces desde la mitología, realmente no murió entregando su vida a la defensa de las instituciones catalanas.

Avisado por Villarroel de las dificultades para resistir, se presentó en la muralla de la ciudad con el estandarte de santa Eulalia, venerada por los barceloneses, para dar ánimos a los defensores con aquel bando nítido y lleno de patriotismo español:

"Señores, hijos y hermanos: hoy es el día en que se han de acordar del valor y gloriosas acciones que en todos tiempos ha ejecutado nuestra Nación. No diga la malicia o la envidia que no somos dignos de ser catalanes e hijos legítimos de nuestros mayores. Por nosotros y por la nación española peleamos. Hoy es el día de morir o vencer. Y no será la primera vez que con gloria inmortal fuera poblada de nuevo esta ciudad defendiendo su rey, la fe de su religión y sus privilegios"
Después de recibir un balazo en el muslo fue trasladado al colegio de la Merced donde fue atendido con pronóstico reservado. Tras caer Barcelona en manos de las tropas de Felipe V, quemó los archivos, falsificó el certificado de su defunción y delegó la rendición en otro consejero. Tan sólo dos días más tarde de ser herido, logró escapar disfrazado de fraile del cerco de Barcelona y refugiarse en casa de su hijastro en Sant Boi de Llobregat.
Casanova en 1719 fue amnistiado por Felipe V, a quien juró acatamiento (el pragmatismo) volviendo a ejercer como abogado hasta retirarse en 1737. Murió en Sant Boi de Llobregat en el año 1743 a la edad de 83 años, un mártir extraño por su edad.
Conmemorando La Diada de Cataluña, se realiza todos los años en Barcelona una ofrenda floral en memoria al conseller en cap Rafael Casanova, presentándolo como mártir de la caída de Barcelona cuando en realidad había muerto veintinueve años más tarde en su domicilio en Sant Boi tras recibir el perdón real.
Casanova fue un burgués de Barcelona que en un momento crítico de la Historia de España, fue puesto al frente de una ciudad. Rafael Casanova peleó y defendió su idea de España: los fueros y leyes tradicionales austracistas (los fueros), como eran costumbre en la nación española de aquella época. Defendió Barcelona en nombre de esa España y lo hizo con la determinación que le obligaba la responsabilidad de su puesto de "Conseller en Cap" (Alcalde) de Barcelona .
Con la caída de Barcelona terminó virtualmente la guerra de Sucesión en España. Después de caer Barcelona, Felipe V (un rey vengativo), suprime los fueros catalanes pero no prohíbe hablar catalán.
Los poderosos catalanes perdieron sus privilegios exclusivos. En las Cortes Catalanas, estaban representados los tres estamentos (clero, nobleza y burguesía urbana) a los que el Antiguo Régimen, les había concedido privilegios, olvidándose de la inmensa mayoría de la población. Del Rey emanaban todas las instituciones.
Felipe V no entregó el gobierno y la administración de Cataluña a sus fieles castellanos, pero prevaleció la opinión de la corte francesa. La responsabilidad estuvo en manos de los colaboradores "colaboracionistas" entonces se denominaron "botiflers". Uno de los más conocidos, Antón Vecina, representante de la nueva audiencia de Valls, organizó la institución catalana que hoy pervive: las escuadras o mozos, llamadas con el tiempo mozos de escuadras, un cuerpo regional de policía muy identificado con el pueblo catalán. Pero es verdad que más tarde, la misma corona que le había arrebatado los fueros, concedió enormes ventajas a Barcelona, lo que favoreció a esta ciudad y favoreció su rápido crecimiento. En 1718, Felipe V aprueba las medidas proteccionistas de la industria catalana. Quedaron prohibidas las importaciones de tejidos de Asia y China. Comenzó el aumento demográfico de Cataluña que pasó de 350.000 habitantes en 1708 a 820.000 habitantes en 1789. Desde Barcelona se exportaban tejidos y calzados, y el vidrio de Mataró y el papel de Olot. Felipe V también favoreció el incremento del cultivo de la viña, la exportación de vinos a América y la expansión de las cepas en el Ampurdán y el Penedés, lo que daría lugar a la industria del cava. En resumen, el Principado de Cataluña perdió sus fueros pero fue ampliamente compensado con medidas proteccionistas que solidariamente pagaron el resto de los españoles. Pero desgraciadamente estas medidas proteccionistas de Felipe V impidieron a largo plazo la innovación y la eficiencia de los procesos productivos de tejidos de lana y algodón de la industria catalana.

Termina la Guerra de Sucesión, Felipe V pudo dedicarse a la reforma de la administración de sus reinos españoles, que se conoce como Nueva Planta. La nueva constitución, establecida por el Decreto de Nueva Planta el 16 de enero de 1716, es semejante a los que ya regían en los reinos de Valencia y de Aragón y que se impondría más tarde en Mallorca. Las instituciones catalanas quedaron suprimidas, como ya había establecido el duque de Berwick. En sustitución de ellas se implantó una Real Audiencia. En el Decreto de Nueva Planta, encontramos un solo artículo (el 5º) con relación a la lengua: "Las causas de la Real Audiencia se substanciarán en lengua castellana". Esta es la única frase que aluda a la lengua en todo el famoso Decreto de Felipe V. Se trataba de eliminar el latín e imponer el castellano en las sentencias, cartas, decretos, peticiones y demás escritos dirigidos a la Real Audiencia. Según parece, el latín se mantenía todavía como lengua oficial diplomática y jurídica. Es evidente que en la nueva constitución no aparece la prohibición del catalán como lengua para hablar entre los catalanes.

Con el trascurso de los años volvió el pragmatismo catalán a llenar los bolsillos con muchas pesetas del imperio español y borbónico. El siglo XVIII, sobre todo con la llegada de Carlos III al trono, sería un éxito económico para Barcelona, gracias al esplendor de su puerto franco, abierto al inmenso negocio con América. La burguesía colaboraba con la monarquía borbónica durante una época de prosperidad y muestras de afecto a Carlos III. Cataluña fue la gran beneficiada con el Decreto de Libre Comercio con América y las disposiciones del mercado nacional. Antes que catalanes eran burgueses; sacrificaron sus catalanismos en aras del balance económico cuando fue necesario. La burguesía catalana de aquella época no era liberal, ni defensora de la industria libre, ni de la libre competencia, ni de la modernidad, ni de la laicidad. Era católica y proteccionista hasta las entrañas y políticamente muy conservadora. Los comerciantes catalanes compartían proyectos con Cánovas del Castillo. Fueron más colonialistas que Weyler y cerraron filas con Antonio Maura frente al anarquismo apoyando la represión la ley de fugas y al dictador Primo de Rivera.

En Cataluña, la Guerra Civil supuso la masacre de catalanes contra catalanes igual que en el resto de España. Durante el 39 la represión de los franquistas se ensañó con los campesinos y obreros, pero tres años antes, en el 36, con la vista gorda de los responsables políticos republicanos de Cataluña, la ERC y CNT-FAI se cargaron a un gran número de catalanes: abogados, periodistas, militares que no participaban del sueño de la progresía catalana. También la idea centralista y totalitaria de los victoriosos fue bien acogida por un gran número de burgueses catalanes: Francés Cambó, Josep Pla, Juan Estelrich, Eugenio d’Ors, Juan Antonio Samaranch, conde de Godó, Narciso de Carreras ("Barça es más que un club"), Josep María de Porcioles; todos ellos sentían y hablaban en catalán. "Nada es como es, sino como se recuerda" decía Azorín.


Javier Barraycoa. Doctor en Filosofía por la Universitat de Barcelona. Vicerrector de Investigación de la Universitat Abat Oliba CEU. Ha publicado numerosos ensayos acerca de políticas demográficas, sociología del poder, nacionalismo y antropología cultural. Entre ellas esta lo que podrán leer a continuación:
El 11 de septiembre de 1714 Barcelona se rindió a las fuerzas borbónicas. La ciudad, contra la costumbre de la época, no fue saqueada. Hecho que los barceloneses atribuyeron a las promesas que realizaron a la Patrona de la ciudad: entre ellas, que se rezaría perpetuamente el rosario en las plazas o se impediría que las mujeres vistieran impúdicamente. La derrota, a la postre, fue muy beneficiosa para Cataluña. Las numerosas tropas acantonadas en la Ciudadela sirvieron para impulsar la producción textil de Cataluña, pues debían abastecerse de uniformes. El siglo XVIII, pese a los gemidos nacionalistas, fue uno de los mejores para el Principado en términos de prosperidad y paz. Se abrieron las puertas de América a los comerciantes catalanes y la riqueza empezó a fluir. Pronto los catalanes se olvidaron de la derrota y participaron en los destinos de la monarquía hispánica.

Por ello, no es de extrañar que el padre del nacionalismo catalán, Prat de la Riba, dijera respecto a los defensores de 1714: "Admiradlos pero no imitadlos", pues era consciente de la necesidad de España para la prosperidad de Cataluña. Los historiadores catalanistas aún no han sabido, o no han querido, explicar por qué una parte de Cataluña se posicionó con el Archiduque Carlos. Felipe de Anjou había sido recibido en 1702 con entusiasmo en Barcelona y había jurado las Constituciones Catalanas. La respuesta está en la Narraciones históricas de Francesc Castellví, un testigo privilegiado de la época y que el filósofo catalán Francisco Canals supo sacar a la luz. Tras un conflicto con las cátedras de la Universidad de Barcelona, se vio en el pretendiente borbónico un "modernizador" que atentaba contra la tradición tomista de la Universidad, pues deseaba otorgarlas a jesuitas identificados con la teología "moderna". Este sustrato del conflicto ha sido convenientemente escondido, pues implica aceptar que el espíritu catalán enlazaba más con la Edad Media que con la modernidad que ahora pretenden defender los nacionalistas.

Las manifestaciones de religiosidad, españolidad y monarquismo del pueblo catalán posicionado con el Archiduque son más que contundentes. El bando que el venerado Rafael de Casanova emitió el propio 11 de septiembre, apelando al último combate, no deja lugar a dudas: "Se confía que todos, como verdaderos hijos de la patria, amantes de la libertad, acudan a los lugares señalados a fin de derramar gloriosamente su sangre y su vida por su rey, por su honor, por la patria y por la libertad de toda España". Esto es así hasta tal punto que el historiador republicano Rovira y Virgili afirmó que los verdaderos herederos del 11 de septiembre eran los "carlistas de la montaña" y no los republicanos catalanistas. No deja de ser sorprendente que aquellos catalanes de 1714 se identificarían mucho más con los carlistas sublevados en Barcelona el 18 de julio de 1936, que no con cualquier militante de Esquerra Republicana de Catalunya.

Entonces, cabe preguntarse por qué, hoy en día, los nacionalistas celebran como una guerra de secesión lo que fue una guerra de sucesión. ¿Cómo es posible que la historia haya sido tan desvirtuada y que nadie se atreva a decir que el rey está desnudo? El filósofo Max Scheler, en su estudio sobre "El resentimiento en la moral", nos da la clave. El resentimiento es una intoxicación psíquica fruto de una impotencia para aceptar la realidad. Produce efectos perniciosos como la reinterpretación de la realidad o la transformación de las estructuras valorativas. En la famosa fábula de la zorra, esta cambia su valoración sobre la uvas al no poder alcanzarlas, afirmando que estaban amargas cuando en realidad estaban maduras. Igualmente, el nacionalismo catalán ha sabido transformar la manifestación del espíritu tradicional de la Cataluña hispana, expresado en la resistencia pírrica de la Barcelona de 1714, en un ajeno espíritu independentista y antitradicional.

El resentimiento hacia la propia historia ha provocado que, en un siglo de nacionalismo, se haya distorsionado tanto la historia que incluso se nos ha hecho creer que los Mossos d’Escuadra son parte de las señas identitarias del catalanismo. Cosa extraña, pues el fundador de este cuerpo policial fue Pere Anton Veciana, un felipista entusiasta de la ciudad de Valls (Tarragona). Utilizó esas unidades para represaliar a los restos de guerrilleros austracistas que aún quedaban en las montañas.
Por eso, no es de extrañar que los nacionalistas escogieran como Diada nacional una derrota en vez de una victoria. Posiblemente, es el único caso en la historia política de los pueblos y nos manifiesta ese oculto resentimiento que impide a los nacionalistas reconocer la verdadera historia de Cataluña.

Deseo agradecer a Paco Domingo, su gran ayuda en la confección de esta página y por ello resaltar su gran trabajo, pues toda la información esta extraída de su publicación y posterior comprobación por parte mía de su autenticidad y nula manipulación de dato alguno.

14 comentarios:

  1. Perfecto Joan, tú información es un soplo de aire fresco.

    Un abrazo.

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    1. Gracias por tus palabras de aliento y por leerme. ¿nos conocemos?..............lo digo por lo del abrazo. Saludos

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  2. Sr Joan.

    He leído con atención su entrada en este blog titulada 1714, LA VERDADERA HISTORIA DE LA GUERRA DE SUCESION. Si me lo permite me tomaré la libertad de hacerle tres comentarios, de los muchos que podría hacerle, respecto a la información que sobre la Guerra de Sucesión Española está contenida en la misma.

    En tres ocasiones menciona usted el nombre de Jorge de Darmstadt en el texto.
    En la primera afirma usted que Felipe V procedió a su expulsión de la corte. En la segunda lo significa como conspirador y perteneciente a la «casta dirigente catalana en proceso de traición». Y en la tercera, y última, directamente lo califica de traidor.

    Comentarios:

    El príncipe Georg von Hessen-Darmstadt, al que podemos referir perfectamente como Jorge de Darmstadt, no fue expulsado de la corte por Felipe V. Cumplió su mandato de tres años como virrey de Cataluña hasta enero de 1701, cesando automáticamente del mismo como correspondía legalmente. Fue nombrado virrey para el siguiente periodo trianual el conde de Palma, sobrino del cardenal Portocarrero, «alma mater» del proceso sucesorio en favor de Felipe de Anjou y hombre fuerte del gobierno de Felipe V en ese momento. Posteriormente, Jorge de Darmstadt sería expulsado de Cataluña en abril de ese mismo año, principalmente, para evitar que continuara su actividad proselitista en favor de la casa de Austria.
    Jorge de Darmstadt no perteneció nunca a la clase política dirigente catalana. El príncipe provenía de una familia poderosa del Sacro Imperio Romano Germánico, la casa de Hessen-Darmstadt. Titulares del Langraviato de Hesse y emparentados por lazos familiares directos con las principales casas reales de toda Europa.
    Jorge de Darmstadt llegó por primera vez a España en 1695, como general al mando de un contingente de tropas imperiales que enviaba su Emperador, Leopoldo I, para combatir en Cataluña en ayuda de su pariente consanguíneo de la casa de Habsburgo Carlos II, durante la Guerra de los Nueve Años (1688-1697). Más tarde, Carlos II, en reconocimiento a sus servicios, valor y talento, teniendo sin duda un peso considerable en su decisión el hecho de que fuera primo hermano de la reina de España y de la Emperatriz, lo nombraría virrey de Cataluña, cargo que ocupó en enero de 1698. El príncipe, a diferencia de muchos otros, siempre se mantuvo fiel y leal a la casa de Habsburgo y a su Emperador. Permítame que le diga, sin ánimo de ofender, que tildarlo de traidor, como usted hace en su artículo, descalifica por completo desde un punto de vista histórico su pretendida «Verdadera Historia….».

    Epílogo:

    Es una pena que, con la cantidad de información que usted ofrece en su entrada, en una parte importante ajustada a la verdad histórica de esa guerra tan desconocida como manipulada por algunos, no verifique más profundamente los datos objetivos que aporta. Si queremos aportar la verdad para que otros no puedan tergiversarla debemos ser más rigurosos con nosotros mismos.

    Gracias por atenderme y saludos cordiales

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    1. Sr. José Antº González:

      Primero agradecerle su entrada, así como su opinión, sobre lo expuesto en este blog.

      Debo comunicarle que conozco el origen de Jorge Darmstadt, segundo hijo del Langrave Luis IV de Hesse-Darmstadt y de la segunda esposa Isabel Dorotea de Saburgo Gotha. Llego a ascender al grado de Generalfeldwachtmeister con solo 24 años...............pero todo esto no es importante en este caso.

      Como creo que debe de ser usted un caballero honesto, me permitiré hacerle unas preguntas y dar yo las respuestas que no dudo serían las suyas en su mayoría. Veamos pues:

      1º ¿Era rey de España Carlos II y pertenecía este a la casa de Austria?...........SI VERDAD?

      2º Hizo testamento antes de su muerte Carlos II?.........................................SI VERDAD?

      3º ¿La cláusula 13 del testamento declaraba sucesor al Duque de Anjou (Felipe V)......SI VERDAD?

      4º ¿Fue Jorge Darmstadt promotor del "Tratado de la Haya" el 7/9/1701?...................SI VERDAD?

      5º ¿Recibió Darmstadt el 2 de febrero de 1701 una carta del monarca borbón, donde le comunicaba su cese y el nombramiento del Conde de Palma como sucesor?........SI VERDAD?

      6º ¿Con este cese, el Consejo de Ciento comunico al monarca borbón su negación a prestar juramento al nuevo Virrey, en tanto el monarca no viniese a jurar los Privilegios catalanes?..........SI VERDAD?

      Si usted responde -como no puede ser de otra forma- de la misma forma, es evidente que la legalidad de aquel momento era que el sucesor debía de ser Felipe V, que Darmstadt fue nombrado Virrey por Carlos II, que fue investido por Carlos II con "La Grandeza de España" y el "Toisón de Oro", debemos de aceptar que su obligación no fue muy honesta el otorgarse líder de promover el Tratado de la Haya. Otra cosa de una vez en guerra hubiera sido fiel a la casa de Habsburgo, pero intrigar para derrocar a quien en testamento fue nombrado como sucesor, por el rey que le mantuvo en el cargo y le dio honores, me parece simplemente una traición y por ello apreciado José Antº, así lo defino. No lo defino por haber luchado contra los borbones, sino por promover lo que termino por ser una guerra europea.

      Aclararle que Darmstadt es cierto que era un cargo delegado y con la muerte de Carlos II, terminaba su jurisdicción, pero recordarle que en una clara adecuación a la circunstancia política concreta del parapeto legalista que exhibe el Principado y aduciendo que era deseo expresado por Carlos II en su testamento, se acepta que Jorge Darmstadt siga en su cargo. Cargo que termina con la carta que le remite el monarca borbón el 2 de febrero de 1701 donde le comunica su cese.

      Puede no estar conforme con mi adjetivo de traidor, pero no podrá negar el de conspirador. Sé que no tenía nada de catalán, pero dio a la casta dirigente lo que pedía, como aumentar aranceles y derechos de sedas y tejidos que el tiempo demostró el daño que esto causo, así como no hacer nada en lo que sectores no influyentes le pedían declarar el puerto de Barcelona franco, sin ver lo perjudicial de sus decisiones, como años más tarde se demostró al Felipe V declarar el puerto de Barcelona franco. Jorge Darmstadt se alió con la casta dirigente y por ello así lo denuncio.

      Esta es la verdadera historia Sr. José Antº, con las definiciones de traidor, conspirador y casta política catalana colocado por mí, por los motivos ya detallados.

      Gracias por leerme y participar. Saludos muy cordiales.





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  3. Gracias por su atención y la respuesta insertada en su blog.

    Tan sólo quiero manifestarle que mis comentarios están hechos simplemente con el ánimo de poder aportar un pequeño grano de arena al conocimiento que sobre la Guerra de Sucesión Española se tiene. Y también, si cabe, para intercambiar puntos de vista e informaciones que puedan enriquecer el debate y la divulgación de estos hechos históricos. Con la mejor de las voluntades de colaboración y con el máximo rigor posible en la aportación de informaciones verificables.

    Si le parece, para establecer unos parámetros de referencia que nos permita intercambiar puntos de vista e informaciones, definiremos que se entiende generalmente por traición y por conspiración. En especial con respecto a un conflicto armado o a unos intereses sucesorios de una monarquía o a una nación, patria o país.

    En ese contexto, y en consonancia a lo que la Real Academia Española (de la Lengua) define, entiendo traición como la falta que se comete quebrantando la fidelidad o lealtad que se debe guardar o tener en base a un juramento o promesa hechos, y entiendo por conspiración como la acción de varias personas que se unen contra su superior o soberano.

    A partir de estas premisas paso a responder a su contestación:

    El orden que utiliza en su batería de preguntas con auto respuesta no se corresponde con la cronología de los hechos que explicita. Me explicaré: su cuarta pregunta, desde un punto de vista cronológico, debería ser la sexta, ya que el Tratado de la Haya se firmó seis meses después de que Jorge de Darmstadt hubiera abandonado la península ibérica, una vez finalizado su periodo trianual como virrey de Cataluña y eximido de todos sus cargos, obediencias y responsabilidades en España. En la historiografía es muy importante respetar el orden cronológico de los acontecimientos y sucesos para entender el contexto en que se produjeron los hechos relatados.

    En relación a esa cuarta pregunta le sugiero una reflexión: ¿Jorge de Darmstadt actuó por motu propio como promotor del Tratado de la Haya de 1701 o siguiendo directrices precisas y concretas de su emperador, Leopoldo I? ¿No serían Leopoldo I, Guillermo III y Anthoine Hensius los promotores del tratado junto con las élites nobiliario-burguesas, comerciales y militares de Austria, de Inglaterra y de las Provincias Unidas de los Países Bajos? ¿No sería Jorge de Darmstadt el agente negociador que utilizó Leopoldo I para convencer a ingleses y neerlandeses de la legitimidad de sus pretensiones hereditarias y, sobre todo, del peligro que suponía la posible alianza borbónica entre Francia y España para los intereses políticos, territoriales y comerciales de todos ellos?

    Si esto fuera así, que lo fue, ¿donde está la traición o la conspiración de Jorge de Darmstadt?

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    1. Intentare responderle a cada parte de sus dos entradas.
      Estoy de acurdo en su definición de traidor y conspirador.
      El orden no lo puse con el de los sucesos, pues le respondí sin hacer borrador y tal como me salía, por ello pido disculpas en este apartado.
      Es verdad que cuando se firma el tratado hace ya unos 7 meses de que no es virrey, pero no podemos olvidar los tiempos de los que hablamos, donde cualquier comunicado entre la casa real y cualquier región era motivo de meses de tiempo. Si tomamos esta consideración, podemos intuir que los contactos con las potencias que firmaron este tratado, sus acuerdos y su firma, no podemos hablar de menos tiempo del que el virrey estaba como tal y la firma del tratado. Querer tratar el tiempo del 1700, como en tiempo del siglo XXI, no me parece justo al hacer un análisis de la situación José Antº
      No Jorge Darmastdt no actuó en solitario, pero si fue uno de los máximos promotores del tratado.
      Yo amigo mío, soy un defensor de la legalidad, sea de donde sea y si defino así al virrey, es simplemente porque estando al servicio de Carlos II, actuando a las órdenes de Carlos II, no respeto la voluntad de quien debía obedecer en España. Ya le indique que sus actuaciones después de estallar la guerra no las criticare, pues estaba a las órdenes de su rey.
      Leopoldo I, lo manda para ayudar a Carlos II y desde este instante, se debe a Carlos II. Cualquier otra consideración esta fuera de lugar y más en los tiempos donde el honor, los principios, la `palabra tenía un valor importante.
      Está visto que por mucho que digamos, la opinión es diferente, aunque lo importante no es mi opinión (lo de traidor y conspirador), sino los acontecimientos que relato y estos creo que poca diferencia tendremos.
      Un fuerte saludo y agradecerle su entrada y opinión.

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    Jorge de Darmstadt fue un noble del Sacro Imperio Romano Germánico, con una fidelidad encomiable al legado y trayectoria de sus antepasados familiares, y con una lealtad intachable a lo largo de toda su vida hacia su Emperador y a la Casa de Habsburgo. Jorge de Darmstadt no era súbdito del rey de España, señor Joan. No era ni castellano, ni catalán, ni flamenco, ni napolitano,…Jorge de Darmstadt estuvo al servicio del rey de España entre 1695 y 1701 por expreso deseo de su Emperador, que lo envió a Cataluña para ayudar a su ex cuñado y pariente consanguíneo de la casa de Habsburgo, Carlos II, en la guerra contra Francia y para tratar de asegurar la sucesión a favor de la casa de Austria, primero como general al mando de tropas en la guerra, y más tarde como virrey una vez finalizada la misma. La Grandeza de España y el Toisón de Oro que le concedió Carlos II, por una parte se las ganó a pulso en el campo de batalla Jorge de Darmstadt, y por otra parte, su concesión se debió, a los lazos familiares que le unían a la reina de España y al Emperador, ya que Jorge de Darmstadt era primo hermano de la reina María Ana de Neoburgo y de la esposa del emperador Leopoldo I, que eran hermanas.
    Jorge de Darmstadt no era súbdito español, era súbdito imperial. Jorge de Darmstadt era un «alemán» de Hessen-Darmstadt que arriesgó su vida en muchas campañas a lo largo y ancho de toda Europa defendiendo los intereses de su patria y de su emperador. Fue herido en más de una batalla o asedio en los que participó en nombre del Imperio. Murió en combate el trece de septiembre de 1705, en las laderas de la montaña de Montjuic, arriesgando su vida al tratar de conquistar el castillo y obligar así a ingleses y neerlandeses a no abandonar los intereses peninsulares de la causa del archiduque Carlos de Austria. Y a este personaje histórico, cuya trayectoria merecería de su parte un poco más de respeto, o simplemente, más y mejor información, lo califica usted de traidor y de conspirador. ¿A quién traicionó Jorge de Darmstadt que le debiera obediencia? y ¿cuál era su soberano o superior contra el que conspiró?

    En cambio califica de patriotas a personajes como Rafael Casanova, según usted «Consejero jefe de la Generalidad», a Salvador Feliú de la Penya, a los «guerrilleros» Antonio Desvalls, Pere Barceló (Carrasclet), Bach de Roda, al General Josep (supongo que se refiere a Moragas) y a Antonio de Villarroel. No quiero extenderme mucho más, pero sí indicarle sólo una de las muchas consideraciones que podría hacerle al respecto.

    Lo más importante al valorar a un personaje histórico es lo que hizo, no lo que dijo, a no ser que su coherencia y honestidad personal le llevasen a hacer lo que decía. El «patriota» don Antonio Villarroel y Peláez, cuya famosa frase «combatimos por toda la nación española», es tan celebrada por algunos, unas palabras que por cierto iban dirigidas a los defensores de Barcelona frente al ataque de las tropas borbónicas enemigas, pues bien, este mismo personaje, cuatro años antes era general del ejército borbónico, habiendo jurado lealtad y fidelidad al rey Felipe V, haciendo y diciendo todo lo contrario que ahora hacía y decía. El general Villarroel cambió de bando, de fidelidades y de lealtades en 1710, rompiendo su juramento y pasando al servicio del que hasta ese momento era su enemigo. Y, sin embargo, usted lo califica como un patriota. ¿Por qué el príncipe imperial Jorge de Darmstadt es un traidor, según usted, cuando jamás cambió de bando ni de lealtades y a Antonio Villarroel lo califica usted como un patriota? No entiendo su argumentación señor Joan. ¿Puede explicarlo?

    Le pido disculpas por la extensión de mi respuesta. No he sido capaz de concretar más el contenido que quería transmitirle.

    Saludos cordiales.


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    1. José Antº, usted se empeña en hablarme de la vida de Jorge Darmastdt, así como de su pasado y raíces. Veo que lo admira y en esto le responderé que también yo lo admiro, pero solamente como militar. En el resto no entrare.
      Sé muy bien que no era castellano, ni catalán, ni ruso, que tampoco era súbdito del rey de España, pero usted ha dado en el clavo……………Jorge Darmastadt estuvo al “servicio” de Carlos II. ¿Usted cree que estar solo al servicio da patente de corso para cualquier cosa? ¿No cree que estar al servicio de alguien o de algo, obliga a fidelidad? Aquí esta nuestras diferencias y por no tener nada que ver con la historia, sino con el análisis desde principios diferentes, será difícil poder llegar a un acuerdo.
      No he puesto en cuestión los honores que se le dieron, pues como le dicho, si admiro a Jorge Darmastadt como militar.
      José Antª, valoro su admiración por este personaje y por ello no diré nada más sobre él.
      Pero donde me si va a encontrar, es en su afirmación de que “yo califico de patriota” a una serie de personajes, entre los que se encuentra Rafael Casanovas. ¿Dígame usted donde lo ensalzo? Pero patriotas José Antº, fueron todos los españoles en esta guerra, pues ambos bandos luchaban por España, desde visiones distintas, desde temores distintos y desde dirigentes distintos. Rafael Casanova no fue más que un caballero que por circunstancias del momento se encontró con un cargo y lo desempeño en sus mínimos. No fue un mártir, ni un héroe y mucho menos un catalanista, solo un hombre que intento sobrevivir. No tengo admiración alguna en ningún apartado por este caballero. Así de simple. Del resto ni me molestare en hablar de ellos.
      Estamos de acuerdo de valorar a los personajes del pasado por lo que hicieron, pero debemos ser exigentes, para que no entre en el saco de valoraciones cualquiera. Resaltar a cada uno sus virtudes, pero sin perdonar comportamientos fuera de valoración positiva.
      Siento lo doloroso que veo que para usted es mi valoración por algo concreto, pues lo repite incansablemente y además vuelve a pedirme que se lo explique. Sr. José Antº, yo ya se lo he explicado y no espero convencerlo, así como respeto su admiración, pero permítame pedirle algo: Sabiendo que no entiende lo que intento explicarle (tal vez por yo no saber hacerlo mejor), le pido respete mi análisis, así como el porqué de ello.
      No se preocupe por lo extenso y le diré un secreto. Me alegra que usted discrepe y de su opinión y su saber, desde la educación y el respeto, pues como puede imaginarse no es muy común aquí, pues solo entran para felicitarme o insultarme, sin más debate y usted ha participado y por ello mi agradecimiento.
      Espero encontrarlo en otra ocasión y poder debatir no solo un análisis.
      Gracias José Antª y saludos cordiales.

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  5. Para apostillar el tema que nos traemos entre manos permítame un par de reflexiones.

    Carlos II había fallecido el 1 de noviembre de 1700, por lo que Jorge de Darmstadt ya no estaba al servicio del monarca. Muerto el rey, por ley, el Virrey cesaba en el cargo automáticamente y era el Gobernador de Cataluña quién pasaba a sustituir sus funciones desde esa misma fecha. De hecho, su cargo como virrey desde el momento en que se produzco el óbito regio estuvo prorrogado irregularmente por el gobierno encabezado por el cardenal Portocarrero, en contra de las leyes que las Constituciones de Cataluña contemplaban para estos casos. Aunque la verdad sea dicha, tampoco suponía novedad alguna, ya que el rey Carlos II nunca llegó a jurar las Constituciones del Principado, ni tan sólo pisó la tierra de sus súbditos catalanes en toda su vida, con lo que algunas de las leyes de las Constituciones y Privilegios de Cataluña llevaban décadas sin ser respetadas por el titular de la corona.

    Así pues, la lealtad y fidelidad debida de Jorge de Darmstadt a Carlos II finalizó con la muerte del monarca, y a partir del 23 de enero de 1701, firmado su cese por Felipe de Anjou y agotado su periodo de tres años de mandato como virrey de Cataluña, Jorge de Darmstadt quedó totalmente eximido de todas las obediencias y responsabilidades con respecto a la corona española.

    No soy un «admirador» de Jorge de Darmstadt, señor Joan, al menos desde un punto de vista en el que sólo sepa valorar los aspectos más positivos de su personalidad y de su vida, obviando aquellos que puedan ser más cuestionables. Jorge de Darmstadt fue una persona con virtudes y defectos, como no podía ser menos, y su trayectoria personal, militar y política estuvo repleta de acontecimientos en los tuvo que tomar decisiones importantes, más acertadas unas que otras, obligado a posicionarse en una dirección u otra, en un costado o en el opuesto de la balanza política. Y, la verdad es que, por lo que se y por lo que he podido averiguar hasta ahora, siempre fue bastante coherente y leal. La figura de Jorge de Darmstadt la conocí hace ya bastantes años a través de las fuentes historiográficas que habitualmente manejo en mis humildes «investigaciones» sobre la Guerra de Sucesión Española y de ahí el poco o mucho conocimiento que tengo del príncipe.
    He estudiado documentalmente aspectos referentes a su personalidad y a su vida, tanto en el ámbito público como en el privado, y simplemente me parecen desproporcionados e injustos los calificativos que le asigna en la información que usted transmite en su entrada. Especialmente, cuando se comparan con los calificativos que hace usted de otros personajes.

    Sr. Joan, usted me pregunta en su respuesta refiriéndose a Rafael Casanova: «¿Dígame usted donde lo ensalzo?»
    Pues aquí está su frase: «Entre los patriotas mencionaremos a Rafael Casanova y Coma (1660-1743), Consejero jefe de la Generalidad; Salvador Feliú de la Penya; los guerrilleros Antonio Desvalls, Pere Barceló (Carrasclet), Bach de Roda; el General Josep; Antonio de Villarroel, General jefe de Cataluña y comandante de la plaza de Barcelona.»

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    1. Apreciado José Antonio……primero disculparme por la tardanza en la respuesta, pues estado ausente varios días de este blog.
      Me repite cosas ya respondidas y así estamos en una situación absurda. Cierto que terminaba su mandato tras la muerte de Carlos II, pero cierto que sigue en el cargo (como ya le indique anteriormente) hasta el 2 de febrero donde recibe la carta donde se le destituye. Pero no me responde si fue o no fue Darmstadt el más destacado promotor del Tratado del Haya. ¿Tal vez porque ello sería de alguna manera aceptar su no muy noble actuación? Aunque me responda otra vez sobre este personaje, creo que ya hemos plasmado nuestras posturas y alargarlo más me parece absurdo, por lo que doy por finalizado el tema de Jorge Darmstdt.
      Sobre mi “frase” queda demostrado por varios escritos míos y respuestas dadas a usted que no ensalzo a ninguno de ellos, salvo definirlos patriotas. Como usted sabrá, según el diccionario la definición de patriota es: “Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien”. Lo he publicado y le he dicho en mis respuestas a usted que patriotas fueron todos los que lucharon en esta guerra, fueran del bando que fueran…….. ¿Pero ensalzarlos, donde lo está escrito? Le repito que no me merece el más mínimo respeto, admiración o simplemente atención un personaje como Rafael Casanova, pero que fue patriota aunque fuera en su mínima expresión, sin duda alguna. Del resto fueron para mi patriotas, aunque además pueda estar más o menos de acuerdo en sus acciones o posturas, pero creo que exponerlo aquí, sería otro tema muy largo para detallarlos cada uno.

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    En cualquier caso, en mi comentario, nada le dije de Rafael Casanova. Sólo analicé muy brevemente el comportamiento «patriótico» del general Antonio Villarroel i Peláez. Un análisis que, por lo que he visto, no ha suscitado en usted ni el más mínimo comentario.

    Discrepo de usted señor Joan: en la Guerra de Sucesión Española no todos los españoles que lucharon se comportaron como patriotas, ni mucho menos. Si le parece, porque sería muy extenso poder profundizar ahora en este tema, podemos intercambiar informaciones y puntos de vista sobre este punto otro día.

    Lo que ocurre señor Joan, es que sobre el patriotismo y el calificativo de patriota o patriotas aplicado a personas o a comportamientos de las mismas, en aquella época, y ahora también, hay mucha demagogia y sobra la manipulación, respondiendo habitualmente la utilización de estos calificativos a intereses de poder o a posiciones ideológicas de quienes los adjudican.

    Hoy en día en España, y muy especialmente en Cataluña, tenemos un claro ejemplo de lo que le comento. En los entornos del poder y de sus elementos de transmisión mediática, cualquiera que defienda los intereses de esa opción política y de su grupo dirigente, es calificado como «un patriota», de hecho todos ellos son «grandes patriotas» y aman «desinteresadamente» a la patria. Por el contrario quien piensa diferente, no solamente no lo es, sino que es una especie de paria sin patria o traidor a la patria; ya que de la patria y de la asignación de «carnets de patriota» se han apoderado quienes ejercen el poder y una ideología o posicionamiento político concreto.

    De hecho, permítame poner dos ejemplos extremos y contrastados que se producen hoy en día fuera de España de esa manipulación demagógica: Cuba, donde los hermanos Castro, sus adláteres y sus descendientes y sucesores, llevan más de 50 años haciéndola consistentemente, calificando a cualquier persona cubana que no se resigna a aceptar su régimen dictatorial, genocida y cruel como un miserable pro «yankee» contra revolucionario y enemigo de la patria; o en los Estados Unidos de América, donde el poder militar-industrial y las agencias de inteligencia gubernamentales llevan conculcado durante décadas sistemáticamente los derechos humanos y las leyes en todo el mundo, cometiendo o amparando en nombre del pueblo de esa nación abusos, asesinatos, torturas y todo tipo de ilegalidades, siendo los autores intelectuales y materiales de dichas tropelías calificados y condecorados como patriotas por la estructura de poder que controla y domina la mayor democracia del mundo.

    Ante este análisis personal que le manifiesto de una utilización tan maniquea del lenguaje por parte del poder y de los «medios» a su servicio, y a veces también por una parte de la sociedad, porque no decirlo, sin duda, usted entenderá mi natural rechazo a aceptar el calificativo de patriota o de traidor, aplicado a cualquier personaje histórico, sin antes verificar ampliamente y en fuentes contrastadas los méritos o deméritos que le hacen merecedor de tal calificativo.

    Usted en su blog puede poner lo que quiera, faltaría más, mis comentarios sólo tratan de aportar un pequeñísimo punto de vista de alguien que se interesa por el tema, que aprecia la verdad histórica como un valor en sí misma, y que a lo largo del tiempo y con algo de esfuerzo personal ha llegado a conocer un poco de la Guerra de Sucesión Española, en general, y de este personaje al que nos referimos, en particular.

    En cualquier caso, le agradezco sinceramente la oportunidad que usted me da de participar con mis comentarios.

    Saludos cordiales

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    1. Estoy completamente de acuerdo con usted, sobre la demagogia y manipulaciones de las palabras y por ello déjeme aclararle algo.
      ¿Dónde está la diferencia del patriotismo de los partidarios de la Casa de Austria y los de la casa Borbónica? Respuesta: “intereses”. Cuando unos dirigentes y/o ciudadanos se decantan por una opción es simplemente por creer que les beneficiara una opción más que la otra. Las guerras dentro de un mismo país, son siempre por opciones de intereses, pues el patriotismo está en las dos partes que creen ser la mejor opción para su país y para ellos. Las cosas no son tan complicadas en la realidad, solo necesitamos ser honestos y dejar los héroes, los salva patrias y los auténticos manipuladores fuera de nuestras vidas, desnudarlos, denunciarlos, pues son ellos los que destruyen naciones y empobrecen países y regiones.
      Para mi José Antº, estos personajes de los que habla de Catalunya, son simplemente auténticos terroristas sin armas, son los que destruyen sociedades, empobrecen al pueblo y todo ello simplemente por poder e intereses. Este blog existe simplemente para denunciarlos y desnudarlos, aunque la sociedad catalana concretamente está en una enfermedad muy avanzada y en una autodestrucción difícil de parar por cauces democráticos, pues ellos son los primeros en no respetar estos cauces, que los demás deseamos seguir estando. En Catalunya los patriotas son los que denunciamos estos comportamientos, los nacionalistas en Catalunya actúan simplemente como nazis.
      Todos los movimientos dictatoriales, totalitarios, fascistas y nazis, utilizan la expresión patriota y es por ello que al día de hoy no tiene valor alguno; es más en algunos círculos es repudiada esta expresión y también manipulada para aborregar a la clase popular. Estamos en la época del populismo barato José Antº.
      Yo intento utilizar el lenguaje en sus términos correctos (aunque alguna vez pueda equivocarme), pero otra cosa es entender cualquier palabra entre los valores correctos o no. No son las palabras las que cambian sino lo valores de la sociedad que al cambiar estos valores, también cambian la visión y valoración del significado de las palabras.
      No José Antº, soy yo el que le agradece su participación, pues es de los pocos que argumenta y ello créame es un auténtico placer poder contrarrestar posiciones distintas desde el respeto y admiración. Admiración, pues demuestra su saber y su lucha contra la manipulación. Usted será siempre muy bien recibido en este blog

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  7. YO CREO QUE DESPUES DE TANTOS AÑOS EL PUEBLO TIENE DERECHO A ELEGIR YO ESTOY SEGURO QUE MUCHOS CATALANES SE SIENTEN ESPAÑOLES ... LO MEJOR ES QUE SE DEJEN DE TANTA HISTORIA Y DE UNA BUENA VEZ SI SE QUIEREN SE PARARCEN PUES QUE LO HAGAN NO CREO QUE LO HAGAN ESTO SOLO LO QUIEREN HACER POR INTERESES POLITICOS...

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  8. Lo triste es que tenga que llegar una situación tan difícil como la actual, para que me interese en investigar en decenas de artículos y datos , como los que ustedes proporcionan, e informarme de que sucedió realmente el 11 de Septiembre de 1714 y como se llega a lo sucedido en esa fecha.

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