sábado, 29 de septiembre de 2012

LAS CLAVES DEL SECESIONISMO (III):

Aquí les aporto la tercera parte de esta serie de documentos, sobre el independentismo, para que puedan opinar con fundamento. Cada uno de estos comentarios han sido publicados, por periódicos independientes, pero poco leídos en una Cataluña tan adoctrinada. Por ello mi total a poyo a estos escritos.

El germen de la revuelta. Un movimiento fraguado a pie de calle.
Por Carol Álvarez Barcelona
EL GERMEN DE LA REVUELTA / LA EXPANSIÓN DE LOS MENSAJES
Un movimiento fraguado a pie de calle
La sociedad civil presiona a los políticos con manifestaciones y actos públicos en defensa del independentismo

Una tarde de febrero, en el centro cívico Fort Pienc, en el Ensanche barcelonés. Más de un centenar de personas abarrota el salón de actos en el acto de presentación del Fort Pienc per la Independència, una asamblea territorial de la organización que meses después lograría llevar a la calle a cientos de miles de catalanes en la Diada, la Assemblea Nacional Catalana (ANC). La movilización no tiene precedentes, pero sí un arduo trabajo previo: detrás de la convocatoria se expande una activa red de entidades arraigadas en la sociedad catalana.

Fort Pienc per la Independència, sin ir más lejos, trajo a su primer acto público a un empresario del Cercle Català de Negocis que expuso la tesis del «expolio fiscal» y la asfixia de España a Cataluña con citas que se repiten como un mantra en distintos foros del movimiento independentista. «Pertenecer a España nos cuesta unos 60 millones de euros al día, 3.000 euros por catalán al año». «El expolio fiscal de seis días equivale a lo que se ahorrará el Govern con los recortes a los funcionarios». Las tesis economicistas se apuntalan en las intelectuales y se abren debates sobre las consecuencias de una secesión, de una insumisión fiscal. Se discute sobre los procesos independentistas de Quebec y de Escocia.

La ANC cuenta con asambleas territoriales, ayuntamientos por la independencia y ha desplegado hasta 25 asambleas sectoriales para penetrar en el máximo de segmentos sociales. Bombers per la Independència, Empresaris per la Independència, maestros, cantantes, hasta Agents de la Propietat Immobiliària per la Independepència, Barcelonistes per la Independència e incluso Cristians per la Independència. El promotor de la sectorial culé de la ANC anima, en una presentación que se puede consultar en la web, a trasladar «el grado de cohesión social que ha logrado el FC Barcelona» en su historia, más allá de orígenes, hablas, o ideologías, a la realidad del país en conjunto bajo la bandera que ens agermana [extracto del himno barcelonista]. Los promotores de la sectorial cristiana son más parcos, pero concretan que «es importante que el debate sobre la independencia entre en el ámbito cristiano» porque las aportaciones del cristianismo al proceso «son ricas e interesantes».
La ANC no nació ayer, ha ido modelando su estructura a partir de un primer hecho capital en la historia del independentismo catalán del siglo XXI: la consulta independentista de Arenys de Munt de 13 de septiembre de 2009. Movilizó al 40% de los vecinos de la localidad y fue promovida también por una plataforma ciudadana, aunque contó con el respaldo de ERC y de CDC. El éxito animó a estos partidos a impulsar consultas similares, que se fueron sucediendo en el tiempo bajo la batuta de políticos independentistas como Alfons López Tena, de Solidaritat Catalana, impulsor de la Plataforma Osona Decideix, o el republicano Alfred Bosch, portavoz de la Plataforma Barcelona Decideix que consiguió arrastrar a las urnas a más de 250.000 barceloneses en abril de 2011. El mismo president Mas reveló que había participado en la consulta no oficial. Es así como partidos como CDC, llevando el conflicto a la federación de CiU, y los independentistas de ERC, Solidaritat, Reagrupament y las CUP -formación con fuerte arraigo local- alientan el movimiento social que discurre en paralelo a la estrategia partidista, retroalimentándose y confundiéndose de manera que apenas se sabe con certeza quién está detrás de las iniciativas, si la sociedad civil o los partidos, y su grado de implicación.
Esa fina capa de politización de los movimientos ciudadanos la traspasa como ninguna otra la institución cultural Òmnium, eje vertebrador del catalanismo más reivindicativo y agente dinamizador esencial del descontento. Fundada en la clandestinidad en 1961, para luchar contra la Dictadura y en defensa de la lengua, cultura e identidad catalanas, no fue hasta 1967 cuando se pudo por fin constituir legalmente. Burguesía y sectores culturales influyentes de la época impulsaron la institución, que creó premios culturales y se centró en el impulso del catalán. Ya en el año 2000, instituyó la llamada Festa de la llibertat coincidiendo con la Diada.
No sólo de sus 20.000 socios vive la institución: su carácter cultural le da acceso a subvenciones, que siempre han sido jugosas. Entre los años 2004 y 2008, bajo el gobierno del tripartito, la asociación se benefició de ayudas por unos 10 millones: no sólo Cultura ha destinado partidas a la organización, sino también otros departamentos como Governació, entonces en manos de Carod-Rovira, o la misma Presidencia, que ocupaba Montilla. Los motivos, desde una campaña para la internacionalización del hecho nacional catalán que supuso el pago de 48.000 euros, hasta la promoción del catalán en Perpiñán o el Alguer, en Cerdeña. Fue en esa época también cuando la asociación se benefició de la cesión, por parte del Govern, de una herencia intestada de 660.000 euros y adquirió la sede que ocupa en el centro de Barcelona por 3,5 millones de euros. Lo más sintomático de la relación de la entidad con la Administración catalana fue el cobro de 2,7 millones por un convenio firmado con Carod.
La entidad aumentó su actividad, en consonancia con la tensión creciente entre Cataluña y España a cuenta del proceso del nuevo Estatuto impulsado por Maragall. Òmnium fue la organización que promovió la gran manifestación de rechazo a la sentencia del Constitucional que lo recortaba y que encabezó el lema Som una nació, nosaltres decidim, que obligó a la clase política a mojarse: incluso el president Montilla acudió a la marcha, aunque se sumó a la pirueta que secundó el resto de políticos de CiU, ERC, PSC e ICV que acudieron a desfilar tras una senyera, unos metros por detrás de la cabecera de Ómnium. Nuevamente, clase política y entidades sociales juntos pero en apariencia no revueltos.
Apartarse de los intereses partidistas es una obsesión para la ANC, pero difícil lo tiene. La recepción en la plaza Sant Jaume al president Más tras el fracaso de su reunión en Madrid con Rajoy para discutir sobre el pacto fiscal evidenció la frágil capa que separa una muestra de apoyo del Govern a la sociedad civil de una manipulación de las masas.

¿Para qué se necesita al nacionalismo?
La figura del enemigo es siempre una pieza esencial en el campo de juego que establece el nacionalismo para desarrollar su acción política. Como es un dogma de fe que la patria, tal como la definen aquellos que la monopolizan, nunca se equivoca, es imposible que los patriotas cometan error alguno. El culpable de los males de la patria siempre es un enemigo perverso y hostil, tenaz e incansable, cuya única voluntad es destruirla. En la identificación de este enemigo está la clave del éxito.
Si Hitler triunfó al señalar como enemigos principales a comunistas, masones y liberales, todos ellos al servicio del judaísmo internacional, fue porque en muchos alemanes estaba arraigada la idea de que, en cierta manera, en ellos residía la causa de los males de la patria. Primero con el Mein Kampf y después con Goebbels, las mentiras fueron calando.
Con machacona insistencia, los servicios de propaganda, públicos y privados, del nacionalismo catalán, han difundido durante más de 30 años que todos los males de Cataluña eran debidos a la inquina de la pérfida España. Ha sido un goteo constante por tierra, mar y aire, es decir, por prensa, radio y televisión. Cataluña es una nación, España también, los buenos catalanes son nacionalistas, los españoles también: pero el nacionalismo catalán es la víctima y el español el verdugo. Tal ha sido el planteamiento.                              Durante años, los agravios solían remontarse a mitos del pasado. Por ejemplo, se ha repetido una y mil veces que Felipe V destruyó una Cataluña libre y la convirtió en colonia de España, cuando no era para nada libre y, precisamente, fue entonces cuando empezó a ser económicamente pujante e industrializada. Pero a este victimismo nacionalista tradicional, literario y emotivo, se le ha sumado un nuevo factor: el económico. De la Historia hemos pasado a la actualidad y de los sentimientos al bolsillo: el nacionalismo catalán ya no quiere más autonomía, lo que pretende es la independencia.
Esto se ha logrado poniendo de moda una mentira. Durante los últimos años se ha repetido día a día que «España nos roba» y que Cataluña está sometida a un «expolio fiscal» sistemático desde hace 30 años. De la poesía hemos pasado a la prosa. A partir del Gobierno tripartito -ahí el independentismo comenzó su ascenso hacia la hegemonía- todas las tertulias mañaneras de los medios de comunicación catalanes han sostenido esta falsedad demagógica, esta injuria a todos los españoles, esta pedagogía del odio. Casi nadie les ha llevado la contraria y, por tanto, el argumento ha calado. « ¡Nos roban!», luego hay que separarse de ellos, tenemos que apoyar a nuestros patriotas.  ¿Quiénes son esos patriotas? No por casualidad son aquellos implicados en el expolio del Palau de la Música, en las tramas corruptas de concesionarias de ITV, en los escándalos económicos hospitalarios, en que la Generalitat haya alcanzado el récord de deuda pública y aumentado más que nadie sus impuestos, excepto el de sucesiones. Es preciso olvidar todo eso: necesitamos al nacionalismo.
Por Francesc de Carreras (catedrático de Derecho Constitucional de la UAB.)
De Cataluña al mundo sin pasar por Madrid
Todo tipo de fundaciones y entidades se vuelcan en enviar sus mensajes a organismos internacionales en pro del estado propio
Una pancarta en inglés, Catalonia, next independent state in Europe, luce en uno de los edificios de la plaza de Cataluña de Barcelona a la vista de los millones de turistas que pasan por la ciudad cada año. Ondea en la fachada de la sede de la Fundación Cataluña Estado, presidida por Jaume Allcorba, que ofreció las instalaciones a los organizadores de la marcha de la Diada para que atendieran a la prensa. La entidad sostiene que «día a día gana la convicción de la opción de entendernos con la Unión Europea directamente, sin pasar por Madrid».
La Fundación Cataluña Estado comparte la planta con el partido independentista Solidaritat, y antes ocupó el local el Círculo Catalán de Negocios, que según sus estatutos busca «concienciar a los empresarios de la necesidad de que Cataluña se convierta en estado propio en los próximos años, para garantizar la futura prosperidad empresarial» catalana pero también para «sensibilizar a los empresarios en influir en las fuerzas políticas y sociales de la necesidad de crear en Cataluña un tejido empresarial que realmente favorezca el crecimiento».
Desde la organización se denuncia el «expolio fiscal» de más de 20.000 millones de euros al año, lo que equivale al 50% del presupuesto de la Generalitat catalana, según sus cálculos, o «a más de 12.000 euros por familia de cuatro miembros por año».
Si las exportaciones son el punto fuerte de la economía catalana -el mismo Artur Mas instó la semana pasada a los empresarios a reforzar su estrategia hacia el mercado exterior, tal y como está el panorama en el resto de España- la visión que tienen los otros países de la realidad catalana es básica.
Una de las organizaciones que más claro lo ha visto es la Plataforma pro Selecciones Catalanas. Más allá de los fines deportivos y de la reivindicación nacionalista, no esconde sus objetivos de calado a largo plazo: anima a aportar dinero al proyecto «porque en estos momentos de crisis económica aún es más importante la colaboración» y «con ayuda podremos conseguir nuevos reconocimientos que lleven a Cataluña por todo el mundo dando a conocer nuestro país a nivel internacional».                                                                 Tras dibujar un futuro en el que, con permiso de la FIFA, Cataluña pudiera disputar la Eurocopa o el Mundial, considera la Ley del Deporte «papel mojado». Las selecciones catalanas de dardos, fistball, fútbol australiano, korfbal, twirling o tamborí, por poner algunos ejemplos, llevan la senyera por todo el planeta en competiciones deportivas o, al menos, después de la sentencia del pasado mayo del Tribunal Constitucional, hasta que alguien decida constituir una federación española en esas disciplinas: en tal caso, la catalana no podría competir.
El Círculo Catalán de Negocios desfiló detrás de la pancarta en inglés en la marcha de la Diada junto a una veintena de organizaciones que ponen sus ojos en Europa y el mundo. Es el caso de Deumil.cat, la asociación que llevó a 9.000 catalanes a concentrarse en Bruselas en defensa del estado propio en marzo de 2009; o la Fundación Cataluña Estado; o incluso la European Partnership of Independence, una liga de entidades de territorios que reclaman la independencia y que tiene como representante catalán a Welcome Mr. President, una organización cuya portavoz es Anna Arqué, la número dos de Laporta y promotora de la Coordinadora Nacional por la Consulta.
La entidad Unescocat, que fue reconocida en 1993 como fundación con relaciones oficiales con la Unesco, también desarrolla dentro de su amplio programa internacional actividades en apoyo de la lengua y la identidad catalanas, que la llevaron el año pasado a secundar la campaña de la plataforma Somescola.cat en rechazo a la sentencia del Supremo de 2010 que obligaba a utilizar el castellano como lengua vehicular en la escuela, así como las distintas movilizaciones bajo el lema Por un país de todos, la escuela, en catalán . Lo hizo «asegurando la coordinación, la secretaría general y la función de portavoz». El presidente de Unescocat, Jordi Porta, fue a su vez presidente de Òmnium

C. Á. Barcelona

Un instituto de Badalona abrirá en el Día de la Hispanidad
Se debatirá sobre independentismo a propuesta de tres alumnos.
 Fuera de las esferas de poder, la manifestación del 11 de septiembre ha desencadenado en Cataluña una multitud de pequeños gestos que preconizan que la comunidad emprenda un camino en solitario y fuera de España. Desatada la euforia en la que el independentismo se ha instalado, y en medio del debate fogoso que ha generado la gran movilización, tres alumnos del instituto público La Llauna de Badalona pensaron que debían dar testimonio de que ellos también desean la ruptura.
Los jóvenes consideraron que el 12 de octubre, Día de la Hispanidad, sería una buena oportunidad para escenificarlo y lanzaron la idea en Internet: que los alumnos acudan al centro. La propuesta circula desde la semana pasada por las redes sociales, sin que los responsables del instituto la conocieran ni la hubiesen aprobado. En pocos días, han conseguido que un centenar de personas la suscriba y un diputado de ERC, Pere Aragonés, la ha calificado de «buena iniciativa» en Twitter.
Por su parte, el director de La Llauna, José Antonio Armario, reconoció ayer que ve con buenos ojos la propuesta y que piensa abrir las puertas el 12 de octubre. Será la primera vez que suceda en el colegio, con más de 600 jóvenes matriculados y situado en una ciudad que el PP gobierna en minoría. «La iniciativa es del alumnado, pero el equipo directivo la apoyaremos [sic]. Aun así, no lo han hecho muy bien, porque lo han difundido como si ya fuera oficial por internet y sin haberme consultado», explica el profesor.
Más allá de la anécdota, el director comparte los postulados de los tres muchachos y esta misma semana el claustro del centro se reunirá para decidir cómo se organiza la plantilla para trabajar en un día no lectivo. Armario no prevé que el Departamento de Enseñanza le contradiga, en buena parte porque la ley le ampara: «El edificio es propiedad de la Generalitat, pero abrirlo o no es potestad mía. Con un solo profesor ya podríamos abrir, es lo mismo que si acordáramos hacer actividades deportivas o ceder el espacio a una entidad».
Lo que el director da por seguro es que la asistencia será voluntaria tanto para los estudiantes como para los empleados -de lo contrario, sí se infringiría la normativa- y los maestros que opten por acudir impartirán conferencias y moderarán debates cuyo trasfondo versará sobre el independentismo, como han sugerido los jóvenes que han propagado la campaña en Facebook.
Fuera de las esferas de poder, la manifestación del 11 de septiembre ha desencadenado en Cataluña una multitud de pequeños gestos que preconizan que la comunidad emprenda un camino en solitario y fuera de España. Desatada la euforia en la que el independentismo se ha instalado, y en medio del debate fogoso que ha generado la gran movilización, tres alumnos del instituto público La Llauna de Badalona pensaron que debían dar testimonio de que ellos también desean la ruptura.
Por Jordi Ribalaygue Badalona

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